Libros electrónicos: Gutenberg se adapta a la era digital


Ni el propio Gutenberg podía prever que su invento sería capaz de sobrevivir 500 años y que hasta plantaría cara al feroz empuje de la era digital, que engulle sin mirar atrás formas de vida. Con la irrupción de la edición electrónica hace algo más de dos décadas, algunos se atrevieron a vaticinar que en poco tiempo el libro tradicional en papel sería destronado por su versión electrónica. Nada más lejos de la realidad. El último bastión tecnológico es el libro convencional, pero el sector de la publica-ción va a tener que sufrir antes una profunda transformación como la que empezó a afectar hace unos años a la música y el cine, que todavía no han sabido adaptarse a la popu-larización de la tecnología ni encontrar un modelo de negocio idóneo.
En el fracaso de los primeros lectores de libros digitales, ebooks o ereaders en ter-minología anglosajona, tuvieron mucho que ver la pésima calidad de lectura de las pantallas, el reducido tamaño de los catá-logos de libros digitales, la incompatibilidad de los distintos aparatos y contenidos, el precio de los títulos, muchas veces superior al de los libros convencionales, y la rigidez de las medidas antipiratería, que incluso ahora impiden prestarlos fácilmente o, peor aún, trasladarlos a otro equipo del usuario.
Aclaremos, sin embargo, la ambigüedad del término anglosajón ebook (libro electrónico), que puede estar aplicado tanto al contenido o texto digitalizado como al soporte que muestra ese contenido. En el caso de los ereaders, la cosa está tampoco es clara, porque se refiere tanto a los aparatos lectores como a algunos software de lectura digital como Acrobat Reader (abre los archivos PDF).

No hay comentarios:

Publicar un comentario