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La aún débil escuela 2.0




Un encuentro con docentes de toda España desvela la lentitud con la que avanzan las nuevas tecnologías en las aulas de nuestro país. La falta de decisión política y la división de las Administraciones, las culpables.

La expectación de Aitana y Pelayo, de 11 años, alumnos de 6º de primaria del colegio público Evaristo Valle de Gijón, se aprecia a través de la imagen con grano de la webcam. Acuden a esta entrevista por Skype para contar cómo aprenden con las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las TIC, metidas en clase. Pizarra Digital Interactiva (PDI), un ultraportátil por cabeza, mochila digital (un USB), posts en el blog. "Es más divertido", "participamos más", "investigamos y buscamos información", se van soltando. En 2006, la Ley Orgánica de Educación, la LOE, incorpora al currículo la competencia digital como una de las ocho claves para formar ciudadanos del siglo XXI. En 2009 arranca el programa Escuela 2.0 del Ministerio de Educación, que hasta 2012 prevé financiar conexiones y más de un millón de portátiles para estudiantes de 5º de primaria a 2º de educación secundaria obligatoria (ESO). El Evaristo Valle fue uno de los primeros en adherirse al plan, ahora en su ecuador, y por eso la idea inicial de este reportaje era atisbar, a través de su experiencia, lo que más o menos podría estar ocurriendo en el resto de España.

Error. El colegio asturiano, como cualquier otro que elijamos, solo se representa a sí mismo. Primero porque Escuela 2.0 depende mucho de cada comunidad autónoma, que aporta el 50% del dinero y se encarga de decidir cómo aterriza la iniciativa ministerial en su territorio. Pero, sobre todo, porque la integración de las TIC en el proceso de aprendizaje descansa, en última instancia, en cada profesor. La dotación de medios no garantiza que quienes han de usarlos crean en ellos, vean sus beneficios o sepan cómo aprovecharlos. Pelayo y Aitana se toparon con Fernando Posada, su tutor, que los acompaña durante la entrevista procurando no salir en plano, y con más profesionales que han apostado por la tecnología para tratar de innovar; en otras circunstancias quizás ahora mismo tendrían una PDI, sí, pero utilizada igual que una pizarra convencional; y un libro de texto leído en el monitor en vez de en papel. Cambios de forma, no de fondo.
"El desafío es lograr que las aulas del siglo XIX, con profesores del XX y alumnos del XXI, avancen hacia el futuro", enfatiza Miguel Soler, director general de Formación Profesional del Ministerio de Educación. Una transformación que, en eso están todos de acuerdo, no va a ser de un día para otro. "Chavales de 12 años te preguntan, ¿ah, pero es que el ordenador sirve para aprender?; lo asocian al ocio, al juego", alega el director general, consciente, por ejemplo, de la necesidad de disponer de mejores contenidos digitales, que "no pueden ser una mala traducción del papel". Las editoriales, con casi 900 millones de euros de facturación anual en libros de texto, se están lanzando al filón digital, que ya en 2009-2010 representaba más del 30% del catálogo de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), aunque solo el 0,04% del volumen global de negocio no universitario.

Mediodía de julio en Madrid. Ocho participantes en el VI Encuentro de Aulablog (enseñantes implicados en nuevas tecnologías) dedican el descanso del almuerzo a charlar sobre Escuela 2.0, a instancias de este periódico. Proceden de seis comunidades autónomas, entre ellas las dos únicas -Madrid y Valencia- que no han entrado en el plan del ministerio, aduciendo dudas sobre sus bondades pedagógicas y otros argumentos del tipo de que pantallas tan pequeñas provocan miopía. "Excusas, han tomado una decisión política", ataja Jaume Olmos, que ejerce en Castellón. Cataluña, por su parte, ha puesto en barbecho su programa de un portátil por alumno, llamado 1×1, y ha decidido que a partir de ahora financiará ordenadores de mesa, a compartir entre varios, más pizarra digital.

"Las Administraciones han metido los ordenadores en el aula sin planificación; hemos de desarrollar la competencia digital sin apoyos sobre cómo integrarla en el currículo", incide la madrileña Lourdes Barroso. En los claustros se encuentra de todo: desorientación, voluntad, esfuerzo, tecnofobia, inmovilismo, miedo, competencia, incompetencia, negativa al cambio. Los docentes catalanes que aún no habían vivido el 1×1 eran los más reacios a que les tocara el turno, según una encuesta de la asociación Espiral, que investiga sobre educación y tecnología.

La conversación empezó centrada en aparatos y dispositivos, pero rápidamente deriva hacia términos como metodología o aprender a aprender. La tecnología está muy presente, por supuesto, pero en su sitio, como catalizadora útil y adecuada de la innovación, no como centro del debate. Y ni siquiera con ínfulas de exclusividad. "No debemos plantearlo como una dicotomía entre el papel y lo digital; nuestros alumnos han de aprender a consultar distintas fuentes, libros, revistas, Internet", reflexiona Joan Padrós. Poco a poco, los docentes se desahogan. Por el poco reconocimiento que se les concede a los coordinadores TIC en los centros, según denuncia la malagueña Mar Serón. Por la "esquizofrenia" que supone formar por competencias a quienes luego se enfrentarán a pruebas de acceso a la Universidad que van por asignaturas y llevan décadas sin ser actualizadas, como critica Meli San Martín, que enseña en Andalucía. "Obviar la competencia digital es conculcar un derecho de nuestros niños y niñas", recuerda la también andaluza Lola Urbano.

"En cuatro años, Corea del Sur tendrá a todos sus alumnos con tablets; y solo se discutirá si serán los locales Samsung o los californianos iPad", subraya el experto en innovación pedagógica Mariano Fernández Enguita, que tiene muy claro que el desembarco tecnológico en el aula es la única manera de evitar una brecha digital entre la escuela y el resto del mundo. "Se está generalizando otra manera de aprender, en Red, donde lo que importa es acudir a quién sabe", aduce. Y a este nuevo escenario han enviado a combatir al "ejército de Gutenberg", de docentes hábiles con el papel pero náufragos en Internet, abocados a un divorcio con su alumnado, que sí es nativo en la web 2.0. Dos tercios de profesionales consultados por el sindicato de enseñanza USTEC-STE en Girona afirmaban que el ordenador distraía a los niños. "¡Pues claro! Y un libro, cualquier cosa puede distraer a quien no le interesa y huye activamente de lo que hacemos", rebate Fernández Enguita, para concluir: "Le preguntaron a un maestro de Sri Lanka que si creía que una máquina podría sustituir a un profesor y respondió que todo aquel que pudiera ser reemplazado por una máquina, merecía serlo".

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/debil/escuela/elpepusoceps/20111002elpepspor_16/Tes

Beyond Textbooks: Digital Learning Resources as Systemic Innovation in the Nordic Countries


Technology is a key driver of educational innovation, and a variety of programmes focusing on investment in infrastructure, equipment, in-service training and digital learning resources have been established to promote its usage in primary and secondary schools. So far, little comparative analytical attention has been devoted to understanding how digital resources improve the quality of learning and to assessing the public policies that support their development and use, and the role played by other stakeholders like publishers, broadcasting companies and increasingly user communities. This publication aims to fill that gap by both reviewing and evaluating the process of systemic innovation.

Drawing on case studies from five Nordic countries, the report assembles information on the knowledge bases and policy actors which impact each phase of this innovation process and the main factors which influence its success including governance, financing and user involvement.
Fuente:
http://www.oecd.org/document/49/0,3343,en_2649_35845581_43915633_1_1_1_1,00.html

Technology-enabled active learning environments:an appraisal


The recent advent of wireless broadband Internet access and mobile communications devices has provided remarkable opportunities for 21st century blended learning models – simultaneous online and face-to-face – and seriously called into question the industrial-age traditional “egg crate classroom” model of teaching and learning. It has also enabled the emergence of a true synchronous/asynchronous and virtual/physical matrix of learning opportunities for which our existing built learning environment infrastructure is not well suited.
In response to these developments, many innovative learning environments are being trialed. These include an increasing focus on the “third space” which supports social forms of student interaction.
The important issue here, especially in universities, is that students can now learn off-campus on line.
Fuente: http://www.oecd.org/dataoecd/33/38/45565315.pdf

Los profesores conocen las nuevas tecnologías pero no saben aplicarlas en la escuela


El proyecto Escuela 2.0 que prepara el Gobierno y que prevé digitalizar las aulas de los alumnos a partir de 5º de Primaria está dando mucho que hablar, sobre todo por la incertidumbre de si este año habrá ordenadores para todos los niños de 5º, como prometió el Gobierno. Parece difícil, pero no es esto lo que más preocupa a los profesores, los encargados de dar forma a este proyecto. Ellos tienen otra petición: formación. La semana pasada, la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE) realizó unas jornadas para valorar los impactos de la digitalización de las aulas.

Una de las conclusiones fue que la formación adecuada de los profesores es condición indispensable para la evolución del plan, que por supuesto debe ir acompañada de equipamientos y acceso a la Red. Antonio Pérez Sanz, director del Instituto Tecnológico Educativo (ITE), dependiente del Ministerio de Educación, afirmó que, pese a que el 60% de los profesores usan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en sus clases, uno de cada tres reconoce que no sabe usarlas desde una perspectiva docente.

La localidad madrileña de Villaconejos funda una comunidad de aprendizaje en la que los padres también enseñan


La Casa de Niños de Villaconejos, en Madrid, es una comunidad de aprendizaje, lo que significa que todo el pueblo está invitado a participar en la educación de sus 55 alumnos de uno a tres años: desde el electricista que viene a enseñar por qué se enciende una bombilla, al frutero que invita a un picoteo sano.

Una casa de niños (centro educativo público de gestión municipal) se basa en el principio de participación de los adultos responsables de los pequeños. Las cinco educadoras de la de Villaconejos, que funciona desde 1997, han decidido dar un paso más y convertirse en comunidad de aprendizaje (la primera surgió a finales de los setenta en Cataluña, donde esta corriente tiene mayor presencia junto al País Vasco).