Si juntamos los cuatro millones y pico de gente que ha colocado su perfil -pequeña biografía- en Facebook, añadimos otros tantos de MySpace, y algunos más de Tuenti, los muchísimos más de la red de ligues de Meetic, y los que agregan su currículum en Linkedin, prácticamente no hay español de entre 13 y 50 años ajeno a las redes sociales virtuales. España y el mundo son una inmensa red social etérea y anónima; pero los primeros estudios sociológicos no encuentran un gran cambio de actitud de la gente cuando pasea por la calle a cuando navega por Internet.
Amigos que llaman a amigos y éstos a otros más para contar alguna novedad. Quien más quien menos ha tenido un bebé, un muerto o un premio literario. Sin embargo, a medida que se desarrollan -apenas cumplen cinco años- y añaden aplicaciones también se amplía su utilidad. Las redes sociales se extienden al margen de las vías tradicionales. "La única forma de saber cómo se mueven es metiéndose dentro", dice el sociólogo José Luis Muñoz.
Eso hicieron Jason Kauffman, Nicholas Christakis y Marcos González, de la Universidad de Harvard, autores del trabajo Tastes, ties and time (Gustos, lazos y tiempo), uno de los primeros grandes estudios sobre el comportamiento de la gente en las redes sociales. Ellos, con la autorización de Facebook, escrutaron la actividad diaria de todos los estudiantes de un college del noreste de Estados Unidos. Primer dato que se encontraron, el 97,4% de los escolares tenían su perfil en Facebook.
En mayo pasado, facebookeros de todo el mundo se movilizaban para que se levantara el límite de 5.000 amigos por cuenta. Para los parámetros al uso, la protesta parecía extravagante, pero a un millar de facebookeros el sitio se les había quedado pequeño. En ese caso el remedio es entrar en Pages. Allí dentro Obama pudo alcanzar el sueño del cantante Roberto Carlos, tener un millón de amigos. Uno de ellos es Muñoz. "Me llegan sus discursos, sus actividades. Es algo mágico. Esto puede llegar a crear comunidades espontáneas de opinión, al margen de las organizaciones".
Las redes sociales virtuales son un fenómeno que no ha hecho más que comenzar. Con cifras de adhesiones estratosféricas (sólo MySpace, 300.000 diarias) y una actividad frenética, lo que empezó como una forma de búsquedas nostálgicas ha extendido tal actividad e influencia, que se investiga cómo se mueven esas redes y dónde pararán.
El sociólogo Félix Requena Santos es el autor de Amigos y redes sociales, y el más reciente Redes sociales y sociedad civil (CIS, 2008), pero dedicados al mundo físico. Requena diferencia entre los lazos virtuales, que califica de "débiles" y los lazos reales, que ve sólidos. "En esas plataformas virtuales, en ese afán por hacer amigos hay un interés por ser reconocido por los demás, algo muy antiguo y muy natural; pero principalmente las redes sociales son para instrumentalizarlas cuando las necesitas. ¿Hasta qué punto te pueden echar una mano estas redes virtuales? Yo creo que no acudes a estas plataformas virtuales cuando de verdad necesitas algo".
Verónica Cocco se llevó un premio a la originalidad por emplear las aplicaciones de Facebook para promocionar la construcción de pozos de agua en África. Con las mismas herramientas se organizan grupos de intercambio de idiomas; se movilizan contra Bolonia a través de Tuenti; o MySpace crea los grupos musicales del momento.
El impacto de las redes sociales virtuales está cambiando el comportamiento y los hábitos de consumo. El grupo musical El Barrio arrasa en Tuenti para asombro de los ajenos a este mundo. "Nos pusimos en contacto con la SGAE para conocer sus ventas discográficas", recuerda el portavoz de Tuenti Ícaro Moyano, "y nos encontramos con la sorpresa de que prácticamente no vendía discos. Su objetivo es hacer conciertos y que la gente los llene. La voz se corre por la Red".
Esta masa que circula por ahí, y que nadie ve, puede mover montañas. Hacen fracasar una película, un disco, o un libro. Descubren músicos y escritores. Nunca la opinión del crítico ha tenido menos influencia. Son estas redes en Internet las que derriban o entronizan a artistas, las que dictan tendencias y modas. Antena 3, por ejemplo, adelanta en Internet alguna de sus teleseries juveniles para que al día siguiente los enteradillos del colegio lo comenten y arrastren audiencia para la emisión en televisión esa noche.
"Influyen en la construcción del gusto y pueden ser un espacio para el contagio, pero dudo que se convierta en una vía estable de formación de opinión", dice el sociólogo José Luis Muñoz, que escribe su tesis sobre Inmigración y nuevas telecomunicaciones. Muñoz recuerda el SMS y su éxito en el 14-M. "Son efectos novedosos y que funcionan bien al principio, luego se agotan por su propia dinámica".
Muñoz es también director de la empresa Fractal Consulting, dedicada a elaborar estudios sociológicos y de mercado. "El impacto de las redes sociales va mucho más allá de los contactos personales. Redes profesionales como Linkedin han hecho caer el coste de búsqueda de profesionales en empresas dedicadas a los cazatalentos".
¿Pero cómo se mueven? ¿Por qué? ¿Quiénes son? Los investigadores de Harvard llevan cuatro años rastreando. "Si en tu perfil colocas una foto sonriendo tendrás más opciones de contactar con otra gente que también ha colocado en su perfil una foto sonriendo", explica Marcos González, firmante del estudio Tastes, ties and time de la Universidad de Harvard.
Aun con las reservas de un estudio realizado en sólo un college, en Estados Unidos, y con una sola plataforma virtual (Facebook), el rastreo minucioso del comportamiento deja algunas pautas claras. "Mi investigación", explica González, "se centró en la forma en que la gente se relaciona con otra según sus gustos culturales. Los datos sugieren que el tipo de música que te gusta es determinante para la cantidad de amigos que hagas". O sea, que un amante del rock tendrá más amigos que el forofo de la música dodecafónica.
"Lo que todo esto sugiere es que la cantidad de amigos depende de la familiaridad que tengas con la cultura de la gente que te rodea", dice González.
El estudio de Harvard demuestra que la gente que es popular en su instituto también tiende a tener más amigos en Facebook. Sorprendentemente el tímido en la calle lo es también en Internet, y le cuesta relacionarse, pese a que al ordenador podemos decirle que somos altos, guapos, rubios y ricos.
"Frente al tópico, creo que se dice la verdad mucho más de lo que se miente", dice Muñoz, "aunque pongamos nuestro mejor perfil en la Red, también es algo que hacemos en la vida real cuando salimos a ligar o enviamos un currículum de trabajo".
El sexo y la raza son los factores más influyentes para el tipo de amistades que hacemos en la Red. Pese a que el ordenador es ciego, se vio que los negros se juntaban con los negros, los amarillos y los blancos, sobre todo los blancos, con blancos. Éstos son los que tiene redes sociales racialmente menos diversas. Las redes más amplias son las de los negros, y las mujeres tienden a redes de amistades más pequeñas que las de los hombres.
Al final, la conclusión no diverge mucho, más bien nada, de los estudios de la redes sociales tradicionales realizados por el malagueño Requena, sin haber pisado nunca Facebook ni otras redes similares. "La amistad se hace, en la calle o en Internet, con gente a la que nos parecemos, bien sea por edad, sexo, profesión o aficiones. Nos hacemos amigos con los que son parecidos a nosotros. La amistad está muy estructurada. No se elige tanto como se cree", dice Requena.
Aunque haya gente que suspire por tener un millón de amigos, lo cierto es que la media en Tuenti es de 30 por cuenta, y en Facebook no pasa de los 120. "Hay estudios que dicen que en la vida real se tiene entre cinco y diez amigos cercanos, y cientos de amigos lejanos. Nuestra investigación en Facebook ha confirmado esos datos. La gente se intercambia fotos con media docena de personas, con el resto hay mensajes esporádicos".
"Es que en definitiva", dice Requena, "estas plataformas virtuales son únicamente aceleradoras de la comunicación, como antes lo fue el teléfono -al que nunca llamamos red social- o antes las cartas; pero la necesidad de comunicarse lo más rápidamente posible siempre ha existido".
"La gente usa esas redes para mejorar el contacto con los amigos que ya tenía", concluye Marcos González. "Facebook no nos aísla, al contrario, nos hace más sociales".
En los casi cinco minutos que tarde en leerse este texto, en España se han colocado 4.166 fotos más en Tuenti, y en MySpace hay casi otra banda musical. Queda por saber dónde pararán estas redes. "Que llegan para quedarse, sin duda", concluye Muñoz; "y su impacto va más allá del contacto de amigos; su influencia, está por ver".
Fuente:http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Internet/nos/cambia/elpepisoc/20090326elpepisoc_1/Tes
(Boletín de noticias que pueden ser de interés a nuestros usuarios)
La mayor cadena de librerías del mundo compra una editorial electrónica. Barnes&Noble adquiere Fictionwise por 12.4 millones de euros
Otro síntoma del cambio de paradigma en el mundo de la edición: la mayor cadena de librerías del planeta, la estadounidense Barnes & Noble, ha adquirido (a través de su portal de Internet, bn.com) la editorial electrónica Fictionwise por 12,4 millones de euros, segun informan hoy, diarios como el New York Times.
"El mercado no ha estado lo suficientemente maduro hasta ahora. Creemos que es una gran área de crecimiento que marcha hacia adelante", ha dicho a ese rotativo William J. Lynch, presidente de bn.com.La venta de libros electrónicos se han triplicado en el último año, mientras que, según el Times, las de libros tradicionales se han estancado o han caído. Entre mediados de diciembre y medidos de enero, las ventas de libros en formato digital supusieron un 3% del total, frente al dato del 1% que todavía manejan los editores tradicionales estadounidenses.En España, el 10,5% de la facturación editorial anual se realiza en formato digital, según datos de 2007 (los últimos disponibles) de la Federación de Gremios de Editores de España.Los hasta ahora dueños de Fictionwise, Steve y Scott Pendergast, seguirán de manera independiente al frente de sus dos portales de venta de libros electrónicos (fictionwise.com y eReader.com). Los títulos que los usuarios pueden comprar en estas webs se pueden leer en teléfonos móviles como el iPhone, de Apple; ordenadores personales y agendas electrónicas. Algunos de 60.000 títulos de catálogo del Fictionwise son aptos para el nuevo lector de Sony, el modelo Reader.Bn.com, en los últimos años, ha realizado varios intentos de comercializar libros electrónicos. Este último movimiento, según The New York Times, lleva a Bn.com a competir directamente con Amazon.com (un gran centro comercial virtual), que vende libros electrónicos para ser leídos en su propio reproductor (Kindle), además de en el iPhone. Los editores estadounidenses han saludado la noticia como una buena oportunidad para que haya más competitividad en el sector.
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La edición de libros desafía a la crisis y crece un 12,6% en 2008
La producción editorial aumentó en el año 2008 tanto en número de ejemplares impresos como en número de títulos editados, aunque con tiradas más pequeñas, según datos difundidos hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El número total de ejemplares editados en 2008 fue de 255,5 millones, con un aumento del 12,6% respecto al año anterior. Por categoría de temas, la de Literatura, historia y crítica literaria suponen el 43,0% del total de ejemplares editados.
Por su parte, el número de títulos editados aumentó un 18,4% y alcanzó los 86.330 libros y folletos, lo que supone el dato más elevado de los 10 últimos años. Esta cifra engloba las primeras ediciones (que fueron de 80.229 títulos, un 17,2% más que en 2007) y las reediciones (6.101 títulos y un incremento del 36,3%). A efectos de esta estadística no se incluyen como títulos a las reimpresiones, que supusieron 18.496 títulos y que hubieran significado un 17,6% del total editado en España.
Fuente:http://www.elpais.com/articulo/cultura/edicion/libros/desafia/crisis/crece/126/2008/elpepucul/20090316elpepucul_2/Tes
Por su parte, el número de títulos editados aumentó un 18,4% y alcanzó los 86.330 libros y folletos, lo que supone el dato más elevado de los 10 últimos años. Esta cifra engloba las primeras ediciones (que fueron de 80.229 títulos, un 17,2% más que en 2007) y las reediciones (6.101 títulos y un incremento del 36,3%). A efectos de esta estadística no se incluyen como títulos a las reimpresiones, que supusieron 18.496 títulos y que hubieran significado un 17,6% del total editado en España.
Fuente:http://www.elpais.com/articulo/cultura/edicion/libros/desafia/crisis/crece/126/2008/elpepucul/20090316elpepucul_2/Tes
Libro electrónico: ruegos y preguntas (El sector editorial se debate entre el papel y el imparable avance del soporte digital)
Un enviado del futuro ha puesto la galaxia Gutenberg patas arriba. El libro electrónico es el tema de conversación definitivo -con permiso de la crisis- en el mundo editorial de 2009. Están los apocalípticos -que niegan la revolución digital y proclaman la insuperable mística del libro-, los integrados -al día del último ingenio- y los despistados -la mayoría-. Dos años después de la aparición del Kindle, el e-book de Amazon, ha vendido medio millón de unidades y se ha convertido en el símbolo de esa revolución. La cara visible de un giro copernicano lleno de malentendidos y preguntas.
¿Por qué se ve como una amenaza? Básicamente, por ser lo que más se parece a un libro después del propio libro. Pese a lo que podría dar a entender la terminología cibernética, la pantalla de un libro electrónico tiene más en común con una página de papel que con el monitor de un ordenador. Empezando por la llamada tinta electrónica. Permite que el texto no parpadee y que los píxeles, enemigos de la salud ocular, se eliminen de la ecuación. La vista no se cansa porque la pantalla, al contrario que la de una computadora, no está retroiluminada; necesita un foco de luz externo.
Todos destacan dos virtudes en el libro electrónico: su capacidad y su peso. El eReader, de Sony, principal competidor del Kindle, permite almacenar 160 títulos y pesa 260 gramos, menos que un best seller de tapa dura. Además, se puede subrayar, aumentar el cuerpo de la letra y cambiar los márgenes para facilitar la lectura.
Fuente:http://www.elpais.com/articulo/cultura/Libro/electronico/ruegos/preguntas/elpeputec/20090301elpepicul_1/Tes
¿Por qué se ve como una amenaza? Básicamente, por ser lo que más se parece a un libro después del propio libro. Pese a lo que podría dar a entender la terminología cibernética, la pantalla de un libro electrónico tiene más en común con una página de papel que con el monitor de un ordenador. Empezando por la llamada tinta electrónica. Permite que el texto no parpadee y que los píxeles, enemigos de la salud ocular, se eliminen de la ecuación. La vista no se cansa porque la pantalla, al contrario que la de una computadora, no está retroiluminada; necesita un foco de luz externo.
Todos destacan dos virtudes en el libro electrónico: su capacidad y su peso. El eReader, de Sony, principal competidor del Kindle, permite almacenar 160 títulos y pesa 260 gramos, menos que un best seller de tapa dura. Además, se puede subrayar, aumentar el cuerpo de la letra y cambiar los márgenes para facilitar la lectura.
Fuente:http://www.elpais.com/articulo/cultura/Libro/electronico/ruegos/preguntas/elpeputec/20090301elpepicul_1/Tes
La democracia llega a Facebook (Los usuarios de la red social más grande del mundo podrán votar los cambios en la política del servicio)
Los términos de uso de las redes sociales se han convertido en uno de los quebraderos de cabeza de sus administradores. Este viernes, el líder mundial en este tipo de páginas web, Facebook, ha anunciado de boca de su creador, Mark Zuckerberg, el nacimiento de unos Principios y de una Declaración de Derechos y Responsabilidades del servicio que podrán ser revisados, comentados y enmendados por los propios usuarios. Además, en caso de ser finalmente aprobadas en votación popular, serán los usuarios quienes, con condiciones, determinarán en el futuro las distintas políticas del servicio que les afecten.
Facebook busca así salir al paso de una riada de críticas que surgieron cuando, de forma unilateral, sus administradores cambiaron los términos de uso del sistema. La nueva redacción daba a entender que Facebook sería la propietaria en exclusiva y a perpetuidad de todos los contenidos subidos y compartidos por los usuarios. El revuelo causado fue tal que obligó al propio Zuckerberg a anunciar en su blog la vuelta a los antiguos términos de uso.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/internet/democracia/llega/Facebook/elpeputec/20090226elpepunet_4/Tes
Facebook busca así salir al paso de una riada de críticas que surgieron cuando, de forma unilateral, sus administradores cambiaron los términos de uso del sistema. La nueva redacción daba a entender que Facebook sería la propietaria en exclusiva y a perpetuidad de todos los contenidos subidos y compartidos por los usuarios. El revuelo causado fue tal que obligó al propio Zuckerberg a anunciar en su blog la vuelta a los antiguos términos de uso.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/internet/democracia/llega/Facebook/elpeputec/20090226elpepunet_4/Tes
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A partir de los 14 años de edad, los jóvenes españoles dejan de interesarse por la lectura
La industria de la literatura infantil y juvenil continúa creciendo. El sector editorial español facturó 323,5 millones con esta clase de libros en 2006, con un aumento de sus ventas del 14,8% respecto al ejercicio anterior (datos del Anuario de SM de 2006). Por su parte, el último barómetro de hábito de lectura y compra de libros, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), afirma que los niños de 13 años consumen una media de ocho libros al año, mientras que los jóvenes de 25, de uno a cuatro. ¿Qué motivos llevan a perder el hábito de lectura en el paso de la infancia a la vida adulta?Para el escritor Rafael Chirbes (Tavernes de Valldigna, Valencia, 1949), quien ha participado recientemente en una campaña de animación lectora en Valencia, parte de la motivación es social. “Para los niños los libros son un mundo de fantasía, pero cuando llegan a la adolescencia muchos se dan de bruces con su entorno y se plantean para qué leer, ¿para ser parados más cultos?”. Chirbes identifica componentes de clase en la predisposición para la lectura. “En familias adineradas, está bien valorada y forma parte de su posición. Pero en otras clases no tiene una utilidad definida, aunque siempre hay rebeldes que se refugian en los libros”, afirma el escritor.Por su parte, datos del estudio realizado en 2008 por la FGEE revelan la influencia del ambiente familiar. Por ejemplo, el 78,7% de los padres de los niños entre 10 y 13 años que se declaran lectores (el 85,3% del total) leen habitualmente. Además, en el 78,7% de los hogares españoles en los que hay niños menos de 6 años se dedica una media de 3 horas semanales a leer con ellos. Esta práctica va desapareciendo conforme los menores crecen.
Velocidad cibernética
Señalando algunos de los responsables de esta pérdida de lectores, Chirbes critica a las líneas educativas porque “han creado generaciones de videntes, sin atribuir valor al esfuerzo o la reflexión”. Y de Internet, el escritor opina que, pese a sus muchas ventajas, “es un medio que incide en la volatilidad de las cosas, en la fugacidad y la falta de responsabilidad en la autoría”. Su colega, Manuel Vicent (1936, Villavieja, Castellón), quien también ha participado en los encuentros de alumnos de secundaria con escritores, comenta que para leer hay que hacerlo sin prisas y esto resulta difícil para los chavales, habituados a una dinámica muy rápida en la captación de información. Sin embargo, Vicent destaca a Público un aspecto positivo de la cultura audiovisual arraigada los jóvenes: “Tienen más fácil el aprender a volar que requiere la lectura. Están saturados de impactos visuales y les resulta más sencillo pensar en imágenes, imaginar”. Vicent aprovecha los encuentros con estudiantes para intentar sembrar el interés por la literatura, porque “aunque sea en una minoría, cada semilla sembrada fructifica”. Tanto él como Chirbes se describen como lectores voraces durante su infancia y adolescencia. “A mí lo que me gustaba era leer los libros de los mayores”, confiesa a este diario Chirbes, “nunca he entendido eso de clasificar los libros por edades, me parece que lo único que consigue es que algunos acaben aburriéndose con la lectura”. Vicente Ferrer (Valencia 1963), cofundador de la editorial Media Vaca, tampoco entiende la segmentación por edades. “Creo que responde a intereses de distribución y venta porque muchos libros se hacen para apoyar las explicaciones de los maestros en clase, no para el placer de los niños”, dice Ferrer. Es la práctica de la prescripción escolar, algo que, en opinión de Gustavo Puerta Leisse (Caracas, 1975), crítico y director de la sección de literatura infantil de la revista Educación y biblioteca, está minando la calidad literaria de los textos publicados.Las editoriales encargan libros con temáticas relacionadas con los programas de diferentes asignaturas. “Yo he visto novelitas sobre la anorexia, por ejemplo, o sobre los problemas de la inmigración y son temas importantes, pero rara vez los autores están narrando una vivencia personal o sienten una implicación en lo que cuentan”, apunta Puerta. La calidad literaria de estos textos es muy escasa, lo que incide en la percepción social de esta literatura. “Los padres están muy perdidos”, afirma Marta Ansón (Madrid, 1970), de la librería infantil La mar de letras, “porque ya ni los suplementos literarios de los periódicos informan sobre este tipo de literatura, algo que sí ocurre en los paísesanglosajones”.
Lectores subestimados
Uno de los problemas que señalan los expertos es que los autores de literatura infantil y juvenil subestiman a sus lectores. “Estos libros suelen tener escaso vocabulario y tramas narrativas muy pobres, los escritores o los editores creen que los chavales no son capaces de entender y lo que hacen es crear lectores muy limitados, que después no podrán enfrentarse a textos más complejos. Los libros que leían los niños hace 100 años hoy se considerarían para adultos”, opina Vicente Ferrer.En esa misma línea de pensamiento se muestra Grasso Toro (Zaragoza, 1963), autor que trabaja diferentes géneros y públicos. “Al escribir, intento que haya literatura en lo que hago, porque no es que los libros sean buenos o malos, la cuestión es si hay literatura en ellos. Si no la tienen, no pueden ser buenos”, explica el escritor, que entiende que lo que los pequeños demandan es una realidad, no la realidad. “Sólo quieren un espacio, real o figurado, que les permita reír, pasar miedo o ser un héroe” explica Grasso Toro, que recuerda la definición de Cesare Pavesse de la lectura como “un vivir por adelantado”. “Hay una obsesión por llenar los libros de ideas en vez de crear historias, que permitan al niño pensar y formarse sus propios valores”, argumenta, al tiempo que defiende que la mente de los niños va por delante de la de los adultos, que sólo deciden qué se compra o qué se edita. En el otro extremo está la complejidad del programa de lecturas que propone el actual sistema de estudios. Carolina Otero (Valencia, 1977) es escritora y profesora de lengua y literatura de secundaria. “Tengo muchos alumnos que leen por su cuenta narrativa contemporánea y, de repente, en clase se topan con el Mester de Clerecía o La Celestina, por ejemplo. El currículo está anticuado y es más propio de un filólogo que de adolescentes” señala Otero, “creo que debería dársele la vuelta y empezar por lo más cercano, lo contemporáneo, para después ir profundizando”.En el aula no sólo encuentra motivaciones distintas entre sus alumnos, también nacionalidades y circunstancias que hacen que no pueda ceñirse estrictamente a la programación propuesta por el Ministerio de Educación. “Lo que suelo hacer es dar varias alternativas para que, por ejemplo, un estudiante chino que lleva tres meses viviendo en España no tenga que enfrentarse de sopetón al castellano antiguo de El Quijote”, explica Otero, “porque lo fundamental es que no aborrezcan los libros”.
Tomar de nuevo los libros
Pasado el bache de la adolescencia, muchos jóvenes retoman los libros. Observando los datos de una encuesta sobre hábitos y prácticas culturales en España referida 2006-2007, realizada por el Ministerio de Cultura, puede verse cómo los estudiantes son el grupo con un mayor porcentaje de lectores, ya que un 94,1% declaró en dicha encuesta haber leído en el último año. Entre los 15 y los 19 años lo hicieron un 83,3%. De éstos, el 75,3% tomaron volúmenes relacionados con sus estudios, mientras que el 57,9% leyó libros no relacionados con éstos.Entre los encuestados de 20 a 24 años, leyeron el 72,2%, un porcentaje menor, pero la clave está en que cambiaron las tornas: sólo el 46,7% escogió obras relacionadas con su trabajo o sus estudios, mientras que el 62,7% buscaron libros no relacionados con éstos. Aquí se produce el retorno de los lectores perdidos. Algunos de los jóvenes que leen por sus obligaciones como estudiantes retoman el hábito de lectura y lo mantienen como afición personal, ligada, ahora sí, al ocio y al placer.
MARÍA GARCÍA TORRES - Valencia - 27/02/2009 (IWETEL@LISTSERV.REDIRIS.ES)
Velocidad cibernética
Señalando algunos de los responsables de esta pérdida de lectores, Chirbes critica a las líneas educativas porque “han creado generaciones de videntes, sin atribuir valor al esfuerzo o la reflexión”. Y de Internet, el escritor opina que, pese a sus muchas ventajas, “es un medio que incide en la volatilidad de las cosas, en la fugacidad y la falta de responsabilidad en la autoría”. Su colega, Manuel Vicent (1936, Villavieja, Castellón), quien también ha participado en los encuentros de alumnos de secundaria con escritores, comenta que para leer hay que hacerlo sin prisas y esto resulta difícil para los chavales, habituados a una dinámica muy rápida en la captación de información. Sin embargo, Vicent destaca a Público un aspecto positivo de la cultura audiovisual arraigada los jóvenes: “Tienen más fácil el aprender a volar que requiere la lectura. Están saturados de impactos visuales y les resulta más sencillo pensar en imágenes, imaginar”. Vicent aprovecha los encuentros con estudiantes para intentar sembrar el interés por la literatura, porque “aunque sea en una minoría, cada semilla sembrada fructifica”. Tanto él como Chirbes se describen como lectores voraces durante su infancia y adolescencia. “A mí lo que me gustaba era leer los libros de los mayores”, confiesa a este diario Chirbes, “nunca he entendido eso de clasificar los libros por edades, me parece que lo único que consigue es que algunos acaben aburriéndose con la lectura”. Vicente Ferrer (Valencia 1963), cofundador de la editorial Media Vaca, tampoco entiende la segmentación por edades. “Creo que responde a intereses de distribución y venta porque muchos libros se hacen para apoyar las explicaciones de los maestros en clase, no para el placer de los niños”, dice Ferrer. Es la práctica de la prescripción escolar, algo que, en opinión de Gustavo Puerta Leisse (Caracas, 1975), crítico y director de la sección de literatura infantil de la revista Educación y biblioteca, está minando la calidad literaria de los textos publicados.Las editoriales encargan libros con temáticas relacionadas con los programas de diferentes asignaturas. “Yo he visto novelitas sobre la anorexia, por ejemplo, o sobre los problemas de la inmigración y son temas importantes, pero rara vez los autores están narrando una vivencia personal o sienten una implicación en lo que cuentan”, apunta Puerta. La calidad literaria de estos textos es muy escasa, lo que incide en la percepción social de esta literatura. “Los padres están muy perdidos”, afirma Marta Ansón (Madrid, 1970), de la librería infantil La mar de letras, “porque ya ni los suplementos literarios de los periódicos informan sobre este tipo de literatura, algo que sí ocurre en los paísesanglosajones”.
Lectores subestimados
Uno de los problemas que señalan los expertos es que los autores de literatura infantil y juvenil subestiman a sus lectores. “Estos libros suelen tener escaso vocabulario y tramas narrativas muy pobres, los escritores o los editores creen que los chavales no son capaces de entender y lo que hacen es crear lectores muy limitados, que después no podrán enfrentarse a textos más complejos. Los libros que leían los niños hace 100 años hoy se considerarían para adultos”, opina Vicente Ferrer.En esa misma línea de pensamiento se muestra Grasso Toro (Zaragoza, 1963), autor que trabaja diferentes géneros y públicos. “Al escribir, intento que haya literatura en lo que hago, porque no es que los libros sean buenos o malos, la cuestión es si hay literatura en ellos. Si no la tienen, no pueden ser buenos”, explica el escritor, que entiende que lo que los pequeños demandan es una realidad, no la realidad. “Sólo quieren un espacio, real o figurado, que les permita reír, pasar miedo o ser un héroe” explica Grasso Toro, que recuerda la definición de Cesare Pavesse de la lectura como “un vivir por adelantado”. “Hay una obsesión por llenar los libros de ideas en vez de crear historias, que permitan al niño pensar y formarse sus propios valores”, argumenta, al tiempo que defiende que la mente de los niños va por delante de la de los adultos, que sólo deciden qué se compra o qué se edita. En el otro extremo está la complejidad del programa de lecturas que propone el actual sistema de estudios. Carolina Otero (Valencia, 1977) es escritora y profesora de lengua y literatura de secundaria. “Tengo muchos alumnos que leen por su cuenta narrativa contemporánea y, de repente, en clase se topan con el Mester de Clerecía o La Celestina, por ejemplo. El currículo está anticuado y es más propio de un filólogo que de adolescentes” señala Otero, “creo que debería dársele la vuelta y empezar por lo más cercano, lo contemporáneo, para después ir profundizando”.En el aula no sólo encuentra motivaciones distintas entre sus alumnos, también nacionalidades y circunstancias que hacen que no pueda ceñirse estrictamente a la programación propuesta por el Ministerio de Educación. “Lo que suelo hacer es dar varias alternativas para que, por ejemplo, un estudiante chino que lleva tres meses viviendo en España no tenga que enfrentarse de sopetón al castellano antiguo de El Quijote”, explica Otero, “porque lo fundamental es que no aborrezcan los libros”.
Tomar de nuevo los libros
Pasado el bache de la adolescencia, muchos jóvenes retoman los libros. Observando los datos de una encuesta sobre hábitos y prácticas culturales en España referida 2006-2007, realizada por el Ministerio de Cultura, puede verse cómo los estudiantes son el grupo con un mayor porcentaje de lectores, ya que un 94,1% declaró en dicha encuesta haber leído en el último año. Entre los 15 y los 19 años lo hicieron un 83,3%. De éstos, el 75,3% tomaron volúmenes relacionados con sus estudios, mientras que el 57,9% leyó libros no relacionados con éstos.Entre los encuestados de 20 a 24 años, leyeron el 72,2%, un porcentaje menor, pero la clave está en que cambiaron las tornas: sólo el 46,7% escogió obras relacionadas con su trabajo o sus estudios, mientras que el 62,7% buscaron libros no relacionados con éstos. Aquí se produce el retorno de los lectores perdidos. Algunos de los jóvenes que leen por sus obligaciones como estudiantes retoman el hábito de lectura y lo mantienen como afición personal, ligada, ahora sí, al ocio y al placer.
MARÍA GARCÍA TORRES - Valencia - 27/02/2009 (IWETEL@LISTSERV.REDIRIS.ES)
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