Usos de lectura digital: evolución o revolución

Usos de lectura digital: evolución o revolución
Por Julio Alonso-Arévalo y José-Antonio Cordón-García

El crecimiento del mercado del libro electrónico está sobrepasando
todas las expectativas, así lo indican casi todos los datos, que
apuntan hacia un crecimiento exponencial del mismo. El año 2010 puede
considerarse el de transición hacía el consumo global del producto
después de varios de crecimiento continuo y sostenido.

La Asociación de Editores de Reino Unido estima que las ventas de
libros electrónicos fueron en 2010 de alrededor de 180 millones de
libras, lo que representa un aumento del 20% sobre el año precedente.
La Asociación Americana de Editores (AAP)1 arroja unas cifras para
2010 de 441 millones de dólares por la venta de libros electrónicos,
lo que supone un aumento del 277% respecto al año anterior.

Estados Unidos, con casi un 10% del mercado, es el país que marca las
líneas de las cifras mundiales del libro electrónico. Amazon también
ha dado cifras comparativas entre la venta de libros impresos y
electrónicos, alcanzando los 105 libros electrónicos vendidos por cada
100 impresos de todas las categorías, incluyendo los libros de
bolsillo.

También la AAP ha establecido una correlación entre las ventas de
libros en formato impreso y electrónico, que pone de manifiesto una
leve caída de las ventas de libros impresos en los últimos meses (3%)
frente a un considerable aumento de las ventas de libros electrónicos,
si bien el consumo de libros electrónicos ha favorecido el consumo de
libros en general, ya que según datos de The Publisher Association
(PA), el incremento total de ventas ha sido del 11%, un 2% más que el
año anterior.

A nivel global, también se constata un aumento importante de
dispositivos de lectura entre 2010 y en 2011. El Kindle es el
dispositivo dedicado a la lectura más vendido, con una cuota de
mercado del 48%, y 2,9 millones de unidades vendidas en la navidad de
2010, frente a los 7,3 millones de iPads vendidos en ese mismo
periodo, a pesar de la diferencia de precio entre uno y otro producto,
razonamiento utilizado por parte de Kindle como un argumento poderoso
de venta frente al dispositivo de Apple.

Sin embargo, el crecimiento que están experimentando las tabletas hace
previsible que, según un estudio de Forrester, en 2015 el número de
tabletas será el doble que los dispositivos dedicados. La caída de los
dispositivos de tinta electrónica obedece a los avances tecnológicos
operados por los tablets, que ofrecen una mayor versatilidad para todo
tipo de contenidos, constatándose un cambio en las preferencias de los
consumidores hacia éstos. El Ipad acapara el 85% del mercado de
tablets, habiendo vendido 17 millones de unidades desde abril de 2010,
sobrepasando las expectativas más optimistas, frente a las 11 millones
de unidades de eReaders vendidos hasta la misma fecha.

La llegada de dispositivos dedicados de manera exclusiva a la lectura
en pantalla digital está condicionando ciertos aspectos en los modos,
tradiciones y maneras respecto a como se ha leído durante casi 500
años de tradición impresa. La invención de la imprenta supuso un
cambio de paradigma basado en la capacidad de reproducir un mismo
documento de manera múltiple a través de un proceso industrial, que
proporcionó el impulso para cambiar muchas de las pautas de lectura y
escritura establecidas, hasta el punto de que fue calificada como una
revolución. La imprenta supuso la concreción del concepto de autor y
la fijación del texto ya que hasta entonces el amanuense, cuando
escribía, era a su vez libre para modificar el original según su
entendimiento. La imprenta hace que a través de un proceso técnico
basado en la copia múltiple se fije una única forma del mismo.

En este contexto cabe preguntarse si la popularización del formato
electrónico, que ha venido precedida del correspondiente revuelo
mediático, es un mero trasunto de un mismo texto en otro soporte
distinto, o si realmente este cambio está condicionando otros usos y
costumbres en los procesos de producción, comercialización y
utilización del libro, esto es, si hemos de hablar de evolución o de
revolución.

Una cuestión esencial es la disociación entre continente y contenido
inherente al formato digital, que condiciona algunas de estos
planteamientos frente al libro impreso cuya interacción es
indisoluble. Este aspecto trasciende lo que podríamos concebir como un
mero cambio de formato.

Todavía nos encontramos en la primera etapa del proceso, y sería
lícito hablar de e-cunables en referencia a los primeros libros
impresos que imitaban a su precedente inmediato, que era el manuscrito
en el uso de capitales, tipografía e ilustraciones; de esta manera los
primeros libros electrónicos están siendo casi un mero trasunto del
ejemplar impreso, fundamentalmente blanco sobre negro, pero aun así ya
está condicionando nuevas maneras de ser, poseer y usar el texto.

La independencia del texto respecto a su contenidos le proporciona un
carácter multiformato y multidispositivo que hace posible leer en
cualquier momento, en cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, e
incluso sincronizar la lectura pudiendo empezar a leer en el ordenador
del trabajo, continuar en el smartphone, y posteriormente hacerlo en
un dispositivo dedicado conservando todos los elementos personales
como notas, y puntos de lectura (Fundación Telefónica, 2010).

1. Autoría

Partiendo de los aspectos básicos relativos a la producción y
comercialización, se ha realizado algún estudio sobre cómo las nuevas
formas de comunicación están condicionando las maneras de escribir. El
artículo investiga la fraseología de la literatura científica, y venía
a confirmar cómo los nuevos formatos de comunicación tipo Twitter, en
los que lo que se tiene que decir debe hacerse con un máximo de 140
caracteres, o los blogs basados en una forma de comunicación más
directa y sintética, estaban condicionando las maneras de escribir
textos científicos tanto en la extensión como en la forma.

También el formato electrónico está posibilitando un cambio en el
paradigma autor. Tradicionalmente las compañías editoriales dominaban
las ventas y la publicación de títulos, y asumían la responsabilidad
de cuáles eran los autores que serían publicados o no; e incluso en
muchos casos se considera que estas empresas eran casi determinantes
para el éxito o fracaso de un libro en función del apoyo promocional
que la editora proporcionaba al mismo.

Esta dinámica se ha visto modificada en gran medida por la eliminación
de buena parte de los altos costes de infraestructura y marketing del
producto impreso, una inversión cuantiosa en la que un editor no se
embarca si no tiene certeza de que será capaz de rentabilizarlo. El
formato electrónico ha favorecido nuevas formas de negocio basadas en
la autoedición como Bubok, Soopbook, Lulu o Amazon. Ya un creciente
número de escritores prescinden de estas casas editoriales y presentan
sus trabajos a plataformas digitales a través de mecanismos de
autopublicación. Actualmente varios autores indie están vendiendo
miles de libros electrónicos al mes sin tener una versión impresa,
como Amanda Hocking, John Locke, Blue Jeans, Tina Folsom, J.A. Konrath
o Karen McQuestion (YUDU Research Report, 2011).

Una de las principales ventajas para la autopublicación son los altos
márgenes de beneficio para los autores en comparación con los
escritores que lo hacen a través de casas editoriales. En la mayoría
de los casos los autores de libros impresos perciben entre un 10% y
un 20% del precio, mientras que mediante los sistemas de
autopublicación pueden recibir márgenes de un 70% de la venta en
Kindle store o iBookstore, con precios de venta en Kindle de 0,99
dólares libro.

Es el caso de Amanda Hocking3, una chica de 26 años que ha logrado
importantes beneficios vendiendo sus libros que a través de Kindle
Direct Publishing (KDP)4, el servicio de autoedición/publicación de
Amazon. Sus novelas se pueden encontrar por $0,99, el resto de libros
los tiene a la venta por $2,99 y versiones en papel a $8,99 y $9,99.
Hocking ha conseguido vender de su novela Ascend hasta 100.000 copias
cada mes. Desde el mes de abril lleva vendidas 900 mil copias, por lo
que probablemente sus ingresos se acercarán al millón de dólares en
menos de un año. No está nada mal para una escritora novel que nunca
había logrado publicar en los circuitos tradicionales, y que era una
completa desconocida. Incluso su trilogía se ha seleccionado para una
posible película.

Esta forma de autoría, que favorece la intervención directa del
creador en el producto y en la logística del mismo, reviste, sin
embargo, serios inconvenientes derivados precisamente de la falta de
control editorial sobre el producto. De hecho, la autopublicación ha
provocado un fenómeno paradójico como es el de nuevas formas de spam
editorial, gracias a los programas de escritura ad hoc que permiten la
proliferación incontrolada de corpus textuales que no son sino
refritos, reelaboraciones o plagios directos de obras editadas.

El problema proviene de la plataforma de autopublicación de libros
electrónicos online para Kindle. Ya se comercializan paquetes de
software como Autopilot Kindle Cash5, que permiten “publicar
automáticamente” cientos de libros con sólo cambiar títulos y
cubierta.

El software utiliza contenidos conocidos como Private Label Rights
(PLR), que pueden comprarse en internet formateados para
comercializarse como libros digitales. Los falsos libros se venden a
99 centavos, un precio realmente bajo que provoca que muchos usuarios
caigan en el engaño. De esta cantidad, un porcentaje va a parar a los
autores, en este caso spammers.

Es una forma de plagio nueva que tiene sus antecedentes en las
"Contrafaçon" de los impresores en la edad moderna, que copiaban las
obras publicadas en otros sitios cambiándoles las cubiertas y los
créditos, ahorrándose de esa manera el pago de derechos, la
traducción, etc. Esto era muy frecuente en Bélgica (con obras
publicadas en Francia) o en Estados Unidos (con obras publicadas en
Inglaterra).

El fenómeno llegó a ser tan importante que hasta Kant le dedicó un
ensayo: “De l’illégitimité de la contrefaçon des libres”. Algunas
cifras pueden dar fe del problema: en el año 2010 se publicaron 2,8
millones de libros -incluyendo eBooks- fuera de los canales
tradicionales, frente a 316.000 libros publicados de manera
convencional. En el año 2009 fueron 1,33 millones frente a 302.000,
pero en 2002 había una proporción de 33.000 a 215.000.

El incremento favorecido por la fórmula de autopublicación es
realmente espectacular. Amazon comenzó en agosto de 2010 a poner coto
a plagios y refritos. De cualquier modo el fenómeno ha modificado
rutinas muy asentadas en la industria editorial como la de las listas
de libros más vendidos, monopolizadas por estas obras a bajo precio o
gratuitas, hasta el punto de que reputados ensayistas como Mike
Shatzkin propusieron cambios en los sistemas de valoración editorial
(Shatzkin, 2011).

El libro electrónico también está introduciendo novedades en cuanto a
la propiedad intelectual. Partiendo de que la ley de Propiedad
intelectual establece un modelo extraño, desde el punto de vista
salarial, según el cual el autor recibe una retribución por unidad
vendida, no por el desarrollo de su trabajo. Una práctica anómala en
la que subyace la pretensión de hacer partícipe al autor del mayor o
menor éxito de su obra en el mercado favorecida, en cierto modo, por
la comodidad o carencia de riesgo para el autor, ya que si la obra
vende por debajo de su inversión éste no tiene que compartir perdidas.

En el progresivo proceso de sustitución del soporte papel al soporte
digital, desde la perspectiva de los derechos de propiedad
intelectual, observamos que no existe un concepto de publicación
electrónica o digital, ya que la ley habla de ejemplar, y por lo tanto
es válido para las publicaciones electrónicas en formatos tangibles
(CD, DVD, CD-ROM), pero no para las publicaciones digitales en
formatos intangibles que circulan por la Red. El libro tradicional ha
sido siempre el soporte de obras literarias, científicas y gráficas,
existiendo una tendencia a confundir la obra con su soporte. Se pasa
de un proceso de comercialización de ejemplares o copias a un modelo
de comercialización de derechos de uso que se establece por medio de
licencias de acceso para reproducir la obra temporalmente (streaming)
o permanentemente (downloading), impidiendo una posterior reventa o
transmisión a terceros. Es decir se pasa de un modelo propietario a un
modelo autorizado a través de licencias de acceso (Cordón, Carbajo y
Alonso, 2011).

2. Producción, comercialización

El nuevo formato también está condicionando las maneras de producción
y comercialización, el número y calidad de los agentes implicados y la
plusvalía generada en el proceso. La venta inmediata del producto es
posible hacerla de forma directa desde las plataformas editoriales, lo
que a su vez tiene incidencia en las pautas de consumo ya que el
propio cliente puede acceder a la compra en todo tiempo y lugar (24
horas, 7 días a la semana) (Cordón, Gómez y Alonso, 2010). Uno de los
grandes éxitos de la librería en línea de Amazon, que ahora mismo
acapara más del 50% de la venta de contenidos, reside en la facilidad
para descargar contenidos directamente por wifi o 3G gratuito desde el
dispositivo de la empresa, tal y como reza en la propia publicidad de
la compañía Kindle: Books in 60 Seconds6, lo que convierte a Kindle en
un terminal de Amazon, frente a otras plataformas que necesitan que se
instale Adobe Digital Editions, registrarse en la página del
comprador, facturar, buscar el libro y descargarlo. En un proceso
complicado que incluso está favoreciendo que a algunos usuarios les
resulte más sencillo acceder a contenidos alegales que descargar el
libro de un editor digital (Cordón, Gómez y Alonso 2011).

Todo ello también implica cuestiones relacionadas con la privacidad,
ya que en la compra de una obra impresa, por su propia naturaleza
indisoluble del soporte, se adquiere tanto el continente como el
contenido. En el ámbito digital, en la mayoría de los casos, la
empresa que la comercializa nos licencia para el uso de la obra bajo
determinadas condiciones que establece el propio editor, y que asegura
a través de sistemas de gestión de derechos digitales (DRM) que va a
condicionar muchos de los usos arraigados a la obra impresa (Alonso y
Cordón, 2010).

En primer lugar, la compra no es anónima como en era el caso del
formato impreso, nos debemos identificar y asociar la compra a
nuestros datos personales; tampoco podemos hacer los mismos usos que
hacíamos de la obra impresa: volver a vender o prestar el libro
cuantas veces queramos (Cordón, Alonso y Carbajo, 2011). Por otra
parte, el DRM puede estar sujeto a malas prácticas; no hace mucho,
Amazon retiró las obras “1984” y “Rebelión en la granja”, de George
Orwell. La compañía no disponía de los correspondientes derechos de
autor y, tras la denuncia de sus propietarios, se vio en la obligación
de retirar los dos libros de los Kindle de sus clientes y a
devolverles lo que habían pagado por ellos. Esta manipulación en la
biblioteca de los lectores ha dado de qué hablar. Y es que hay quien
dice que esto es como si el librero de toda la vida entrara en casa y
se llevara dos ejemplares de nuestra biblioteca dejando, eso sí, un
cheque en la estantería. Y este tampoco ha sido el único caso, Selena
Kitt, una autora de obras eróticas que se autoedita, ha sido advertida
por la librería en línea Amazon de que tres de sus títulos han sido
retirados de la venta y del catálogo de Kindle y del libro electrónico
de la compañía. Los tres libros tienen en común acercarse al tema del
incesto. Otros autores que tratan temática similar, como Jess C.
Scott, Esmeralda Green y Frances Gaines Bennett habrían sufrido igual
censura.

Sin embargo los lectores, aprovechando las posibilidades de préstamo
de libros electrónicos (que inició Barnes&Noble, que permitía desde su
inicio el préstamo por dos veces de sus libros a un amigo durante 15
días -uso que también introdujo Amazon-), han empezado a organizarse
en redes de préstamo de libros electrónicos entre particulares como
EbookFling7, Booklending8 y Lendle9.

EbookFling es una plataforma virtual para el préstamo de libros
electrónicos. Se trata de una red social de clientes que pueden
prestar y pedir prestados libros electrónicos. El sistema facilita el
préstamo directo entre los usuarios del Kindle y del Nook. Cada lector
puede conseguir millones de personas con las que compartir sus
lecturas, más allá de los amigos o conocidos. Además, el préstamo es
gratuito. El prestatario puede leer el libro durante 14 días, al final
de ese período el libro desaparece del dispositivo del lector
prestatario y se “autodevuelve” al dispositivo del que lo prestó; sea
este un teléfono móvil un ordenador o un iPad de Apple.

La mecánica es sencilla: el dueño de un eBook se registra en la página
y ofrece los libros que quiere prestar al resto de lectores. Cuando
alguien toma prestado uno de los libros electrónicos que el usuario ha
puesto a disposición de los demás, gana un crédito que le va a
permitir intercambiar un libro de otro usuario. El prestamista gana un
crédito por cada cinco libros que prestan de su lista. El sistema es
legal pues sigue las reglas de préstamo entre amigos establecidas por
Amazon y Barnes&Noble.

Es curioso y lógico a la vez que las pequeñas empresas de edición
digital, por su mayor flexibilidad y menor tamaño, son las que están
innovando con más intensidad en un sector tan conservador en muchos
aspectos como es el editorial (España. Ministerio Cultura.
Observatorio de la Lectura y el Libro, 2011). En cierta manera, por su
propia idiosincrasia innovadora del nuevo formato, les hace más
permeables a nuevas ideas y formas de producción y comercialización
del libro. Empresas como Musa a las 910 y 24 symbols11 han adaptado el
concepto de streaming para la lectura de sus obras. El usuario puede
comprar un libro y leerlo en su pc, tableta, lector electrónico o
teléfono móvil sin necesidad de descargarlo. Para acceder a la lectura
online sólo hay que comprar el eBook deseado -los precios oscilan
entre los 4 y los 1,5 euros- y Musa a las 9 le proporciona al usuario
una clave personal que podrá utilizar siempre que quiera para acceder
a todas sus lecturas. 24symbols se basa en un modelo freemium
(publicidad+suscripción), es decir, lectura gratuita a cambio de la
presencia de publicidad contextual no intrusiva, más la posibilidad de
contratar una suscripción mediante el modelo premiun para leer sin
publicidad.

Más o menos la fórmula aplicada para la música por Spotify, pero en
este caso para los libros en español. Se trata de nuevos modelos de
negocio que pueden representar una alternativa realista y factible
para las editoriales, que van a permitir generar un retorno económico
del usuario digital a la vez que hacen posible la convivencia con los
modelos tradicionales.

Recientemente, Amazon ha anunciado que está pensando en extender al
mundo de los libros electrónicos el modelo de Netflix12, la sección de
la librería en línea de alquiler de películas, que se está
convirtiendo en un modelo de negocio de referencia para el sector de
los contenidos digitales. Aplicar el modelo Netflix consistiría en
pagar una cuota fija de suscripción y acceder a todo el fondo de
catálogo de libros digitales de Amazon durante un período de tiempo
establecido. Otro modelo factible de comercialización es el denominado
long-tail, consistente en que en todo catálogo de editor existe un
grupo de reducido de libros de alta demanda frente a otro de muy baja
demanda (tail o cola), a éstos se podrá optar por medio de la opción
de impresión bajo demanda de manera que estén siempre disponibles
aunque no exista una demanda suficiente como para garantizar la
rentabilidad de imprimir una tirada, haciendo que no sea necesario
focalizar el negocio en pocos productos, pudiendo de este modo
minimizar y diversificar el riesgo apostando por otros autores con un
nicho de mercado menor, ya que existen dos tipos de mercado (Anderson,
2009):

- El mercado de masas: centrado en el alto rendimiento de pocos.
- El nicho de mercados que se basa en la suma o acumulación de todas
las pequeñas ventas de muchos productos, que pueden igualar o superar
al primero.

Otro modelo que se está utilizando es el pago por uso (pay per view),
que facilita el acceso a todo el catálogo del editor, pero que se paga
sólo por lo que finalmente se descarga, imprime o cualquier otra
acción asociada al texto. Es el caso de la editorial Ebrary13.

3.Hábitos de Lectura

La mediación se ha desplazado desde el crítico literario a otras
herramientas de la Web social. En blogs se discute sobre libros. Los
lectores extraen sus pasajes favoritos (u odiados) que comentan y
discuten sobre ellos en línea (de hecho, se trata de un club de libros
global). Esta opción cambia la lectura de un libro que pasa de ser una
actividad individual a una actividad en grupo. Existen otras
herramientas 2.0 en torno a los libros como BookGlutton, “One book,
one Twitter”, LibraryThing, Bookaffinity, Entrelectores, Quelibroleo o
Lecturalia, que conforman lo que se ha denominado “lectura social”.

En estas redes se puede contactar con personas que tienen gustos
similares, y se pueden sugerir una lectura, y la elaboración de listas
de lectura de libros por valoración tanto positiva como negativa.
También nos permiten contactar con los autores a través de Facebook
para solicitar que nos haga amigo y enviarle un mensaje, seguirlo en
Twitter, o pedir un autógrafo con Autography, que es un programa de
software que permite a los autores firmar su libro electrónico a los
usuarios de iPad. Éste inserta una página en blanco entre el título y
el primer capítulo, y posteriormente rubrica la firma. El proceso
lleva menos de tres minutos, y los autores pueden enviar por correo
sus autógrafos de forma remota a los lectores.

Hace poco más de un mes, Amazon ha lanzado el servicio @author:
Connecting Readers and Writers14, que posibilita formular una pregunta
al autor mientras está leyendo su libro en el lector Kindle. En la
fase beta del proyecto ya están implicados varios autores como Timothy
Ferriss, J.A. Konrath, Deborah Reed, Susan Orlean, John Locke, James
Rollins, Robert Kiyosaki y Steven Johnson.

Los lectores pueden hacer preguntas directamente desde su Kindle
mientras leen un libro, y la pregunta es enviada a la cuenta de
Twitter del autor, así como su página de autor en Amazon. El
lanzamiento de @author: Connecting Readers and Writers se produce tan
sólo unos meses después de que la librería en línea lanzará una red
social basada en Kindle, que permite a los lectores seguir a otros
lectores de la misma manera que lo harían en una red social como
Twitter –y ver qué libros están leyendo, así como las notas que han
creado en los libros que han leído (siempre que el usuario haya
elegido la opción de mostrar las notas públicamente en la web)-. En
el apartado Most Popular podemos encontrar: ”Books with the most
public notes”, para ver las notas dejadas por otros usuarios. Además
si hay una página en la que al menos otras dos personas más han
señalado un fragmento de texto que coincide total o parcialmente con
el señalado por el propio lector, aparece un mensaje indicándoselo.

En la red en un proceso de desintermediación, la reputación de las
recomendaciones es establecida por los demás usuarios; las editoriales
son conscientes ello y participan de una forma activa en la generación
de iniciativas 2.0.

Tampoco existen los “Libros usados digitales”. Los libros comprados
permanecerán indefinidamente en el dispositivo del usuario. Aparte,
las plataformas comerciales los almacenan automáticamente en sus
servidores. Si un cliente pierde su lector o quiere actualizar sus
libros, puede descargarlos de nuevo desde allí.

Por otra parte, los diferentes géneros literarios han tenido distintos
desarrollos en cuanto a su presencia en el mercado del libro
electrónico. Durante mucho tiempo el libro electrónico académico ha
liderado el mercado, editores como Springer se proponen disponer del
40% de su catálogo en formato electrónico en los próximos años (YUDU
Research Report, 2011). También los progresos en software y hardware
están posibilitando la presencia de otros géneros que en principio se
consideraron no aptos para este formato como los libros infantiles, de
cocina e ilustrados, ya que la tinta electrónica no era viable para
algunos formatos, tanto por la velocidad de refresco como por la
ausencia de color; pero las capacidades de los tablets con posibilidad
de crear páginas dinámicas que incluyen color, vídeo y animaciones
añaden extras que hacen que estos contenidos sean muy atractivos para
el gran público.

El establecimiento del formato fijo de iBookstore elimina la necesidad
de reformateo de la tinta electrónica, y amplía la posibilidad de
utilización en otros dispositivos móviles como el iPhone o iPod. Con
los tablets, cada vez más editores ven más claro los beneficios de los
libros electrónicos, ya que sus posibilidades técnicas amplian el
mercado a otros géneros.

En cuanto a los aspectos relativos a la privacidad, son muchos los
lectores que han cambiado las llamativas tapas de las novelas
sensuales por la discreción de los libros electrónicos. Al menos en
Estados Unidos, este sector sigue en aumento, en cuyo perfil
encontramos una mayoría de mujeres de entre 31 y 49 años.

En conclusión, cada vez más personas muestran interés por los libros
electrónicos, una tendencia que se verá acelerara en la próxima década
y que, sin duda, va cambiar la cadena de valor de la publicación y
consumo del libro. Quizás sea pronto para hablar de revolución o de
evolución, pero sí es cierto que la popularización del mismo está
agitando las tranquilas aguas del mundo de la edición articulando un
proceso que se ha aquilatado durante más de 500 años del libro impreso
y 30 de revolución microinformática.

4. Notas:

1. The Association of American Publishers (AAP).
http://www.publishers.org

2. Publisher Association (PA).
http://www.publishers.org.uk

3. Amanda Hocking.
http://www.amazon.com/Amanda-Hocking/e/B003H4L762

4. Kindle Direct Publishing (KDP).
https://kdp.amazon.com/self-publishing/signin

5.
http://www.warriorforum.com/warrior-special-offers-forum/354604-no-work-just-income-brand-new-hands-free-passive-income-autopilot-kindle-cash-no-dvd.html

6. Kindle: Books in 60 seconds.
http://booksin60seconds.com

7. EbookFling.
http://ebookfling.com

8. Booklending.
http://booklending.com/faq.htm

9. Lendle.
http://lendle.me

10. Musa a las 9.
http://www.musaalas9.com

11. 24symbols.
http://www.24symbols.com

12. Netflix.
https://signup.netflix.com/global

13. Ebrary.
http://www.ebrary.com

14. @author: Connecting Readers and Writers.
http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/feature/-/1000714331

5. Referencias

The Rise of the E-Book: Stars and Trends. YUDU Research Report, 2011.
http://www.slideshare.net/yudu/books-whitepaper-final-8327940

Alonso Arévalo, Julio; Cordón-García, José-Antonio. "El libro
electrónico y los DRMs". ThinkEPI, 2011, v.5, 249-253.
http://www.thinkepi.net/libro-electronico-drm

Anderson, Chris. “The Long Tail”. En: Wired. October, 2004.
http://www.wired.com/wired/archive/12.10/tail.html

Cordón-García, José-Antonio; Gómez Díaz, Raquel; Alonso-Arévalo,
Julio. "Los Libros Electrónicos: Oferta Comercial Y Redes P2p". El
profesional de la información, 2011, v. 20, n.2.
http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/82972/1/ebooksp2p.pdf

Cordón-García, José-Antonio; Gómez Díaz, Raquel, Alonso-Arévalo,
Julio. "Sobre La (Im)Posibilidad De Leer a Tolstói: Redes P2p,
Visibilidad Y Disponibilidad De Libros Electrónicos". En: Mundos
digitales: espacio de lectura, lugares de creación. Peñaranda de
Bracamonte 15-17 de septiembre de 2010.
http://gredos.usal.es/jspui/handle/10366/83061

Cordón-García, José-Antonio; Alonso-Arévalo, Julio; Carbajo Cascón,
Fernando. "El Libro Electrónico: propiedad intelectual, derechos de
autor y bibliotecas". En: Javier Torres Ripa y José Antonio Gómez
Hernández (coords). El copyright en cuestión: Diálogos sobre propiedad
intelectual. Bilbao:Deusto, 2011.

España. Ministerio Cultura. Observatorio de la Lectura y el Libro.
"Situación Actual Y Perspectivas Del Libro Digital En España:
Documento De Trabajo". Ministerio Cultura, 2011.
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2011/04/13/ebook.pdf

Fundación Telefónica. "El Futuro De Las Publicaciones Electrónicas".
En: Fundación Telefónica, 2010.
http://www.fundacion.telefonica.com/es//debateyconocimiento/media/publicaciones/futuro_publicaciones_electronicas.pdf

Shatzkin, Mike. “Data helps us understand ebook pricing impacts”. En:
The Idea Logical Company, 15 junio, 2011.
http://www.idealog.com/blog/data-helps-us-understand-ebook-pricing-impacts



Julio Alonso-Arévalo y José-Antonio Cordón-García
Miembros del Grupo ThinkEPI
http://www.thinkepi.net

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