La aún débil escuela 2.0



Un encuentro con docentes de toda España desvela la lentitud con la que avanzan las nuevas tecnologías en las aulas de nuestro país. La falta de decisión política y la división de las Administraciones, las culpables.

La expectación de Aitana y Pelayo, de 11 años, alumnos de 6º de primaria del colegio público Evaristo Valle de Gijón, se aprecia a través de la imagen con grano de la webcam. Acuden a esta entrevista por Skype para contar cómo aprenden con las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las TIC, metidas en clase. Pizarra Digital Interactiva (PDI), un ultraportátil por cabeza, mochila digital (un USB), posts en el blog. "Es más divertido", "participamos más", "investigamos y buscamos información", se van soltando. En 2006, la Ley Orgánica de Educación, la LOE, incorpora al currículo la competencia digital como una de las ocho claves para formar ciudadanos del siglo XXI. En 2009 arranca el programa Escuela 2.0 del Ministerio de Educación, que hasta 2012 prevé financiar conexiones y más de un millón de portátiles para estudiantes de 5º de primaria a 2º de educación secundaria obligatoria (ESO). El Evaristo Valle fue uno de los primeros en adherirse al plan, ahora en su ecuador, y por eso la idea inicial de este reportaje era atisbar, a través de su experiencia, lo que más o menos podría estar ocurriendo en el resto de España.

Error. El colegio asturiano, como cualquier otro que elijamos, solo se representa a sí mismo. Primero porque Escuela 2.0 depende mucho de cada comunidad autónoma, que aporta el 50% del dinero y se encarga de decidir cómo aterriza la iniciativa ministerial en su territorio. Pero, sobre todo, porque la integración de las TIC en el proceso de aprendizaje descansa, en última instancia, en cada profesor. La dotación de medios no garantiza que quienes han de usarlos crean en ellos, vean sus beneficios o sepan cómo aprovecharlos. Pelayo y Aitana se toparon con Fernando Posada, su tutor, que los acompaña durante la entrevista procurando no salir en plano, y con más profesionales que han apostado por la tecnología para tratar de innovar; en otras circunstancias quizás ahora mismo tendrían una PDI, sí, pero utilizada igual que una pizarra convencional; y un libro de texto leído en el monitor en vez de en papel. Cambios de forma, no de fondo.

"El desafío es lograr que las aulas del siglo XIX, con profesores del XX y alumnos del XXI, avancen hacia el futuro", enfatiza Miguel Soler, director general de Formación Profesional del Ministerio de Educación. Una transformación que, en eso están todos de acuerdo, no va a ser de un día para otro. "Chavales de 12 años te preguntan, ¿ah, pero es que el ordenador sirve para aprender?; lo asocian al ocio, al juego", alega el director general, consciente, por ejemplo, de la necesidad de disponer de mejores contenidos digitales, que "no pueden ser una mala traducción del papel". Las editoriales, con casi 900 millones de euros de facturación anual en libros de texto, se están lanzando al filón digital, que ya en 2009-2010 representaba más del 30% del catálogo de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), aunque solo el 0,04% del volumen global de negocio no universitario.

Mediodía de julio en Madrid. Ocho participantes en el VI Encuentro de Aulablog (enseñantes implicados en nuevas tecnologías) dedican el descanso del almuerzo a charlar sobre Escuela 2.0, a instancias de este periódico. Proceden de seis comunidades autónomas, entre ellas las dos únicas -Madrid y Valencia- que no han entrado en el plan del ministerio, aduciendo dudas sobre sus bondades pedagógicas y otros argumentos del tipo de que pantallas tan pequeñas provocan miopía. "Excusas, han tomado una decisión política", ataja Jaume Olmos, que ejerce en Castellón. Cataluña, por su parte, ha puesto en barbecho su programa de un portátil por alumno, llamado 1×1, y ha decidido que a partir de ahora financiará ordenadores de mesa, a compartir entre varios, más pizarra digital.

"Las Administraciones han metido los ordenadores en el aula sin planificación; hemos de desarrollar la competencia digital sin apoyos sobre cómo integrarla en el currículo", incide la madrileña Lourdes Barroso. En los claustros se encuentra de todo: desorientación, voluntad, esfuerzo, tecnofobia, inmovilismo, miedo, competencia, incompetencia, negativa al cambio. Los docentes catalanes que aún no habían vivido el 1×1 eran los más reacios a que les tocara el turno, según una encuesta de la asociación Espiral, que investiga sobre educación y tecnología.

La conversación empezó centrada en aparatos y dispositivos, pero rápidamente deriva hacia términos como metodología o aprender a aprender. La tecnología está muy presente, por supuesto, pero en su sitio, como catalizadora útil y adecuada de la innovación, no como centro del debate. Y ni siquiera con ínfulas de exclusividad. "No debemos plantearlo como una dicotomía entre el papel y lo digital; nuestros alumnos han de aprender a consultar distintas fuentes, libros, revistas, Internet", reflexiona Joan Padrós. Poco a poco, los docentes se desahogan. Por el poco reconocimiento que se les concede a los coordinadores TIC en los centros, según denuncia la malagueña Mar Serón. Por la "esquizofrenia" que supone formar por competencias a quienes luego se enfrentarán a pruebas de acceso a la Universidad que van por asignaturas y llevan décadas sin ser actualizadas, como critica Meli San Martín, que enseña en Andalucía. "Obviar la competencia digital es conculcar un derecho de nuestros niños y niñas", recuerda la también andaluza Lola Urbano.

"En cuatro años, Corea del Sur tendrá a todos sus alumnos con tablets; y solo se discutirá si serán los locales Samsung o los californianos iPad", subraya el experto en innovación pedagógica Mariano Fernández Enguita, que tiene muy claro que el desembarco tecnológico en el aula es la única manera de evitar una brecha digital entre la escuela y el resto del mundo. "Se está generalizando otra manera de aprender, en Red, donde lo que importa es acudir a quién sabe", aduce. Y a este nuevo escenario han enviado a combatir al "ejército de Gutenberg", de docentes hábiles con el papel pero náufragos en Internet, abocados a un divorcio con su alumnado, que sí es nativo en la web 2.0. Dos tercios de profesionales consultados por el sindicato de enseñanza USTEC-STE en Girona afirmaban que el ordenador distraía a los niños. "¡Pues claro! Y un libro, cualquier cosa puede distraer a quien no le interesa y huye activamente de lo que hacemos", rebate Fernández Enguita, para concluir: "Le preguntaron a un maestro de Sri Lanka que si creía que una máquina podría sustituir a un profesor y respondió que todo aquel que pudiera ser reemplazado por una máquina, merecía serlo".

La metáfora del piano y el pianista
"Dispositivos como la PDI tienen éxito porque pueden ajustarse muy bien a los roles tradicionales, de maestro que explica y de alumnos que atienden", asegura Jordi Adell, director del Centro de Educación y Nuevas Tecnologías de la Universidad Jaume I de Castellón. La tecnología, por sí sola, no crea Escuela 2.0, tal y como él la entiende: "Abierta, conectada al mundo, colaborativa", donde no es tan importante memorizar como saber gestionar la información, y el libro de texto y el profesor ya no son las únicas fuentes de conocimiento. Adell cree que la Administración debería haber puesto mucho más énfasis en preparar y escuchar a quienes educan. "La música no está dentro del piano, la música la hace el pianista; sustituye piano por TIC y pianista por docente...", reitera, muy preocupado porque el debate se haya centrado demasiado en el instrumento y no en cómo sacar de él buena música.

Los adornos
"Lo que saben hacer nuestros jóvenes no tiene cabida en el mundo actual; hemos de dar un salto cualitativo", pide Jon Bustillo, coordinador del grado de Educación Primaria en la Universidad del País Vasco, quien, pese a los obstáculos, ve peligroso trasladar una imagen derrotista. "Nos sentimos privilegiados por trabajar en esto", asienten sus compañeros de profesión. Aunque reconocen que es verdad que a veces dan la sensación de encontrarse muy solos y de necesitar lo que llaman "claustro digital". Esto es, compañeros en Red con los que colaboran y comparten trabajo e inquietudes. "Existe un riesgo alto de que la gente que está funcionando se canse", alerta Jordi Adell, director del Centro de Educación y Nuevas Tecnologías de la Universidad Jaume I de Castellón, que también teme la ausencia de relevo: "La formación inicial del profesorado de primaria y secundaria en TIC es un siniestro total, no responde al tipo de maestros y maestras que necesita la escuela. Nos vamos a quedar con los ordenadores de adorno, o para hacer lo de siempre".

Fuente : http://www.elpais.com/articulo/portada/debil/escuela/elpepusoceps/20111002elpepspor_16/Tes

Usos de lectura digital: evolución o revolución

Usos de lectura digital: evolución o revolución
Por Julio Alonso-Arévalo y José-Antonio Cordón-García

El crecimiento del mercado del libro electrónico está sobrepasando
todas las expectativas, así lo indican casi todos los datos, que
apuntan hacia un crecimiento exponencial del mismo. El año 2010 puede
considerarse el de transición hacía el consumo global del producto
después de varios de crecimiento continuo y sostenido.

La Asociación de Editores de Reino Unido estima que las ventas de
libros electrónicos fueron en 2010 de alrededor de 180 millones de
libras, lo que representa un aumento del 20% sobre el año precedente.
La Asociación Americana de Editores (AAP)1 arroja unas cifras para
2010 de 441 millones de dólares por la venta de libros electrónicos,
lo que supone un aumento del 277% respecto al año anterior.

Estados Unidos, con casi un 10% del mercado, es el país que marca las
líneas de las cifras mundiales del libro electrónico. Amazon también
ha dado cifras comparativas entre la venta de libros impresos y
electrónicos, alcanzando los 105 libros electrónicos vendidos por cada
100 impresos de todas las categorías, incluyendo los libros de
bolsillo.

También la AAP ha establecido una correlación entre las ventas de
libros en formato impreso y electrónico, que pone de manifiesto una
leve caída de las ventas de libros impresos en los últimos meses (3%)
frente a un considerable aumento de las ventas de libros electrónicos,
si bien el consumo de libros electrónicos ha favorecido el consumo de
libros en general, ya que según datos de The Publisher Association
(PA), el incremento total de ventas ha sido del 11%, un 2% más que el
año anterior.

A nivel global, también se constata un aumento importante de
dispositivos de lectura entre 2010 y en 2011. El Kindle es el
dispositivo dedicado a la lectura más vendido, con una cuota de
mercado del 48%, y 2,9 millones de unidades vendidas en la navidad de
2010, frente a los 7,3 millones de iPads vendidos en ese mismo
periodo, a pesar de la diferencia de precio entre uno y otro producto,
razonamiento utilizado por parte de Kindle como un argumento poderoso
de venta frente al dispositivo de Apple.

Sin embargo, el crecimiento que están experimentando las tabletas hace
previsible que, según un estudio de Forrester, en 2015 el número de
tabletas será el doble que los dispositivos dedicados. La caída de los
dispositivos de tinta electrónica obedece a los avances tecnológicos
operados por los tablets, que ofrecen una mayor versatilidad para todo
tipo de contenidos, constatándose un cambio en las preferencias de los
consumidores hacia éstos. El Ipad acapara el 85% del mercado de
tablets, habiendo vendido 17 millones de unidades desde abril de 2010,
sobrepasando las expectativas más optimistas, frente a las 11 millones
de unidades de eReaders vendidos hasta la misma fecha.

La llegada de dispositivos dedicados de manera exclusiva a la lectura
en pantalla digital está condicionando ciertos aspectos en los modos,
tradiciones y maneras respecto a como se ha leído durante casi 500
años de tradición impresa. La invención de la imprenta supuso un
cambio de paradigma basado en la capacidad de reproducir un mismo
documento de manera múltiple a través de un proceso industrial, que
proporcionó el impulso para cambiar muchas de las pautas de lectura y
escritura establecidas, hasta el punto de que fue calificada como una
revolución. La imprenta supuso la concreción del concepto de autor y
la fijación del texto ya que hasta entonces el amanuense, cuando
escribía, era a su vez libre para modificar el original según su
entendimiento. La imprenta hace que a través de un proceso técnico
basado en la copia múltiple se fije una única forma del mismo.

En este contexto cabe preguntarse si la popularización del formato
electrónico, que ha venido precedida del correspondiente revuelo
mediático, es un mero trasunto de un mismo texto en otro soporte
distinto, o si realmente este cambio está condicionando otros usos y
costumbres en los procesos de producción, comercialización y
utilización del libro, esto es, si hemos de hablar de evolución o de
revolución.

Una cuestión esencial es la disociación entre continente y contenido
inherente al formato digital, que condiciona algunas de estos
planteamientos frente al libro impreso cuya interacción es
indisoluble. Este aspecto trasciende lo que podríamos concebir como un
mero cambio de formato.

Todavía nos encontramos en la primera etapa del proceso, y sería
lícito hablar de e-cunables en referencia a los primeros libros
impresos que imitaban a su precedente inmediato, que era el manuscrito
en el uso de capitales, tipografía e ilustraciones; de esta manera los
primeros libros electrónicos están siendo casi un mero trasunto del
ejemplar impreso, fundamentalmente blanco sobre negro, pero aun así ya
está condicionando nuevas maneras de ser, poseer y usar el texto.

La independencia del texto respecto a su contenidos le proporciona un
carácter multiformato y multidispositivo que hace posible leer en
cualquier momento, en cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, e
incluso sincronizar la lectura pudiendo empezar a leer en el ordenador
del trabajo, continuar en el smartphone, y posteriormente hacerlo en
un dispositivo dedicado conservando todos los elementos personales
como notas, y puntos de lectura (Fundación Telefónica, 2010).

1. Autoría

Partiendo de los aspectos básicos relativos a la producción y
comercialización, se ha realizado algún estudio sobre cómo las nuevas
formas de comunicación están condicionando las maneras de escribir. El
artículo investiga la fraseología de la literatura científica, y venía
a confirmar cómo los nuevos formatos de comunicación tipo Twitter, en
los que lo que se tiene que decir debe hacerse con un máximo de 140
caracteres, o los blogs basados en una forma de comunicación más
directa y sintética, estaban condicionando las maneras de escribir
textos científicos tanto en la extensión como en la forma.

También el formato electrónico está posibilitando un cambio en el
paradigma autor. Tradicionalmente las compañías editoriales dominaban
las ventas y la publicación de títulos, y asumían la responsabilidad
de cuáles eran los autores que serían publicados o no; e incluso en
muchos casos se considera que estas empresas eran casi determinantes
para el éxito o fracaso de un libro en función del apoyo promocional
que la editora proporcionaba al mismo.

Esta dinámica se ha visto modificada en gran medida por la eliminación
de buena parte de los altos costes de infraestructura y marketing del
producto impreso, una inversión cuantiosa en la que un editor no se
embarca si no tiene certeza de que será capaz de rentabilizarlo. El
formato electrónico ha favorecido nuevas formas de negocio basadas en
la autoedición como Bubok, Soopbook, Lulu o Amazon. Ya un creciente
número de escritores prescinden de estas casas editoriales y presentan
sus trabajos a plataformas digitales a través de mecanismos de
autopublicación. Actualmente varios autores indie están vendiendo
miles de libros electrónicos al mes sin tener una versión impresa,
como Amanda Hocking, John Locke, Blue Jeans, Tina Folsom, J.A. Konrath
o Karen McQuestion (YUDU Research Report, 2011).

Una de las principales ventajas para la autopublicación son los altos
márgenes de beneficio para los autores en comparación con los
escritores que lo hacen a través de casas editoriales. En la mayoría
de los casos los autores de libros impresos perciben entre un 10% y
un 20% del precio, mientras que mediante los sistemas de
autopublicación pueden recibir márgenes de un 70% de la venta en
Kindle store o iBookstore, con precios de venta en Kindle de 0,99
dólares libro.

Es el caso de Amanda Hocking3, una chica de 26 años que ha logrado
importantes beneficios vendiendo sus libros que a través de Kindle
Direct Publishing (KDP)4, el servicio de autoedición/publicación de
Amazon. Sus novelas se pueden encontrar por $0,99, el resto de libros
los tiene a la venta por $2,99 y versiones en papel a $8,99 y $9,99.
Hocking ha conseguido vender de su novela Ascend hasta 100.000 copias
cada mes. Desde el mes de abril lleva vendidas 900 mil copias, por lo
que probablemente sus ingresos se acercarán al millón de dólares en
menos de un año. No está nada mal para una escritora novel que nunca
había logrado publicar en los circuitos tradicionales, y que era una
completa desconocida. Incluso su trilogía se ha seleccionado para una
posible película.

Esta forma de autoría, que favorece la intervención directa del
creador en el producto y en la logística del mismo, reviste, sin
embargo, serios inconvenientes derivados precisamente de la falta de
control editorial sobre el producto. De hecho, la autopublicación ha
provocado un fenómeno paradójico como es el de nuevas formas de spam
editorial, gracias a los programas de escritura ad hoc que permiten la
proliferación incontrolada de corpus textuales que no son sino
refritos, reelaboraciones o plagios directos de obras editadas.

El problema proviene de la plataforma de autopublicación de libros
electrónicos online para Kindle. Ya se comercializan paquetes de
software como Autopilot Kindle Cash5, que permiten “publicar
automáticamente” cientos de libros con sólo cambiar títulos y
cubierta.

El software utiliza contenidos conocidos como Private Label Rights
(PLR), que pueden comprarse en internet formateados para
comercializarse como libros digitales. Los falsos libros se venden a
99 centavos, un precio realmente bajo que provoca que muchos usuarios
caigan en el engaño. De esta cantidad, un porcentaje va a parar a los
autores, en este caso spammers.

Es una forma de plagio nueva que tiene sus antecedentes en las
"Contrafaçon" de los impresores en la edad moderna, que copiaban las
obras publicadas en otros sitios cambiándoles las cubiertas y los
créditos, ahorrándose de esa manera el pago de derechos, la
traducción, etc. Esto era muy frecuente en Bélgica (con obras
publicadas en Francia) o en Estados Unidos (con obras publicadas en
Inglaterra).

El fenómeno llegó a ser tan importante que hasta Kant le dedicó un
ensayo: “De l’illégitimité de la contrefaçon des libres”. Algunas
cifras pueden dar fe del problema: en el año 2010 se publicaron 2,8
millones de libros -incluyendo eBooks- fuera de los canales
tradicionales, frente a 316.000 libros publicados de manera
convencional. En el año 2009 fueron 1,33 millones frente a 302.000,
pero en 2002 había una proporción de 33.000 a 215.000.

El incremento favorecido por la fórmula de autopublicación es
realmente espectacular. Amazon comenzó en agosto de 2010 a poner coto
a plagios y refritos. De cualquier modo el fenómeno ha modificado
rutinas muy asentadas en la industria editorial como la de las listas
de libros más vendidos, monopolizadas por estas obras a bajo precio o
gratuitas, hasta el punto de que reputados ensayistas como Mike
Shatzkin propusieron cambios en los sistemas de valoración editorial
(Shatzkin, 2011).

El libro electrónico también está introduciendo novedades en cuanto a
la propiedad intelectual. Partiendo de que la ley de Propiedad
intelectual establece un modelo extraño, desde el punto de vista
salarial, según el cual el autor recibe una retribución por unidad
vendida, no por el desarrollo de su trabajo. Una práctica anómala en
la que subyace la pretensión de hacer partícipe al autor del mayor o
menor éxito de su obra en el mercado favorecida, en cierto modo, por
la comodidad o carencia de riesgo para el autor, ya que si la obra
vende por debajo de su inversión éste no tiene que compartir perdidas.

En el progresivo proceso de sustitución del soporte papel al soporte
digital, desde la perspectiva de los derechos de propiedad
intelectual, observamos que no existe un concepto de publicación
electrónica o digital, ya que la ley habla de ejemplar, y por lo tanto
es válido para las publicaciones electrónicas en formatos tangibles
(CD, DVD, CD-ROM), pero no para las publicaciones digitales en
formatos intangibles que circulan por la Red. El libro tradicional ha
sido siempre el soporte de obras literarias, científicas y gráficas,
existiendo una tendencia a confundir la obra con su soporte. Se pasa
de un proceso de comercialización de ejemplares o copias a un modelo
de comercialización de derechos de uso que se establece por medio de
licencias de acceso para reproducir la obra temporalmente (streaming)
o permanentemente (downloading), impidiendo una posterior reventa o
transmisión a terceros. Es decir se pasa de un modelo propietario a un
modelo autorizado a través de licencias de acceso (Cordón, Carbajo y
Alonso, 2011).

2. Producción, comercialización

El nuevo formato también está condicionando las maneras de producción
y comercialización, el número y calidad de los agentes implicados y la
plusvalía generada en el proceso. La venta inmediata del producto es
posible hacerla de forma directa desde las plataformas editoriales, lo
que a su vez tiene incidencia en las pautas de consumo ya que el
propio cliente puede acceder a la compra en todo tiempo y lugar (24
horas, 7 días a la semana) (Cordón, Gómez y Alonso, 2010). Uno de los
grandes éxitos de la librería en línea de Amazon, que ahora mismo
acapara más del 50% de la venta de contenidos, reside en la facilidad
para descargar contenidos directamente por wifi o 3G gratuito desde el
dispositivo de la empresa, tal y como reza en la propia publicidad de
la compañía Kindle: Books in 60 Seconds6, lo que convierte a Kindle en
un terminal de Amazon, frente a otras plataformas que necesitan que se
instale Adobe Digital Editions, registrarse en la página del
comprador, facturar, buscar el libro y descargarlo. En un proceso
complicado que incluso está favoreciendo que a algunos usuarios les
resulte más sencillo acceder a contenidos alegales que descargar el
libro de un editor digital (Cordón, Gómez y Alonso 2011).

Todo ello también implica cuestiones relacionadas con la privacidad,
ya que en la compra de una obra impresa, por su propia naturaleza
indisoluble del soporte, se adquiere tanto el continente como el
contenido. En el ámbito digital, en la mayoría de los casos, la
empresa que la comercializa nos licencia para el uso de la obra bajo
determinadas condiciones que establece el propio editor, y que asegura
a través de sistemas de gestión de derechos digitales (DRM) que va a
condicionar muchos de los usos arraigados a la obra impresa (Alonso y
Cordón, 2010).

En primer lugar, la compra no es anónima como en era el caso del
formato impreso, nos debemos identificar y asociar la compra a
nuestros datos personales; tampoco podemos hacer los mismos usos que
hacíamos de la obra impresa: volver a vender o prestar el libro
cuantas veces queramos (Cordón, Alonso y Carbajo, 2011). Por otra
parte, el DRM puede estar sujeto a malas prácticas; no hace mucho,
Amazon retiró las obras “1984” y “Rebelión en la granja”, de George
Orwell. La compañía no disponía de los correspondientes derechos de
autor y, tras la denuncia de sus propietarios, se vio en la obligación
de retirar los dos libros de los Kindle de sus clientes y a
devolverles lo que habían pagado por ellos. Esta manipulación en la
biblioteca de los lectores ha dado de qué hablar. Y es que hay quien
dice que esto es como si el librero de toda la vida entrara en casa y
se llevara dos ejemplares de nuestra biblioteca dejando, eso sí, un
cheque en la estantería. Y este tampoco ha sido el único caso, Selena
Kitt, una autora de obras eróticas que se autoedita, ha sido advertida
por la librería en línea Amazon de que tres de sus títulos han sido
retirados de la venta y del catálogo de Kindle y del libro electrónico
de la compañía. Los tres libros tienen en común acercarse al tema del
incesto. Otros autores que tratan temática similar, como Jess C.
Scott, Esmeralda Green y Frances Gaines Bennett habrían sufrido igual
censura.

Sin embargo los lectores, aprovechando las posibilidades de préstamo
de libros electrónicos (que inició Barnes&Noble, que permitía desde su
inicio el préstamo por dos veces de sus libros a un amigo durante 15
días -uso que también introdujo Amazon-), han empezado a organizarse
en redes de préstamo de libros electrónicos entre particulares como
EbookFling7, Booklending8 y Lendle9.

EbookFling es una plataforma virtual para el préstamo de libros
electrónicos. Se trata de una red social de clientes que pueden
prestar y pedir prestados libros electrónicos. El sistema facilita el
préstamo directo entre los usuarios del Kindle y del Nook. Cada lector
puede conseguir millones de personas con las que compartir sus
lecturas, más allá de los amigos o conocidos. Además, el préstamo es
gratuito. El prestatario puede leer el libro durante 14 días, al final
de ese período el libro desaparece del dispositivo del lector
prestatario y se “autodevuelve” al dispositivo del que lo prestó; sea
este un teléfono móvil un ordenador o un iPad de Apple.

La mecánica es sencilla: el dueño de un eBook se registra en la página
y ofrece los libros que quiere prestar al resto de lectores. Cuando
alguien toma prestado uno de los libros electrónicos que el usuario ha
puesto a disposición de los demás, gana un crédito que le va a
permitir intercambiar un libro de otro usuario. El prestamista gana un
crédito por cada cinco libros que prestan de su lista. El sistema es
legal pues sigue las reglas de préstamo entre amigos establecidas por
Amazon y Barnes&Noble.

Es curioso y lógico a la vez que las pequeñas empresas de edición
digital, por su mayor flexibilidad y menor tamaño, son las que están
innovando con más intensidad en un sector tan conservador en muchos
aspectos como es el editorial (España. Ministerio Cultura.
Observatorio de la Lectura y el Libro, 2011). En cierta manera, por su
propia idiosincrasia innovadora del nuevo formato, les hace más
permeables a nuevas ideas y formas de producción y comercialización
del libro. Empresas como Musa a las 910 y 24 symbols11 han adaptado el
concepto de streaming para la lectura de sus obras. El usuario puede
comprar un libro y leerlo en su pc, tableta, lector electrónico o
teléfono móvil sin necesidad de descargarlo. Para acceder a la lectura
online sólo hay que comprar el eBook deseado -los precios oscilan
entre los 4 y los 1,5 euros- y Musa a las 9 le proporciona al usuario
una clave personal que podrá utilizar siempre que quiera para acceder
a todas sus lecturas. 24symbols se basa en un modelo freemium
(publicidad+suscripción), es decir, lectura gratuita a cambio de la
presencia de publicidad contextual no intrusiva, más la posibilidad de
contratar una suscripción mediante el modelo premiun para leer sin
publicidad.

Más o menos la fórmula aplicada para la música por Spotify, pero en
este caso para los libros en español. Se trata de nuevos modelos de
negocio que pueden representar una alternativa realista y factible
para las editoriales, que van a permitir generar un retorno económico
del usuario digital a la vez que hacen posible la convivencia con los
modelos tradicionales.

Recientemente, Amazon ha anunciado que está pensando en extender al
mundo de los libros electrónicos el modelo de Netflix12, la sección de
la librería en línea de alquiler de películas, que se está
convirtiendo en un modelo de negocio de referencia para el sector de
los contenidos digitales. Aplicar el modelo Netflix consistiría en
pagar una cuota fija de suscripción y acceder a todo el fondo de
catálogo de libros digitales de Amazon durante un período de tiempo
establecido. Otro modelo factible de comercialización es el denominado
long-tail, consistente en que en todo catálogo de editor existe un
grupo de reducido de libros de alta demanda frente a otro de muy baja
demanda (tail o cola), a éstos se podrá optar por medio de la opción
de impresión bajo demanda de manera que estén siempre disponibles
aunque no exista una demanda suficiente como para garantizar la
rentabilidad de imprimir una tirada, haciendo que no sea necesario
focalizar el negocio en pocos productos, pudiendo de este modo
minimizar y diversificar el riesgo apostando por otros autores con un
nicho de mercado menor, ya que existen dos tipos de mercado (Anderson,
2009):

- El mercado de masas: centrado en el alto rendimiento de pocos.
- El nicho de mercados que se basa en la suma o acumulación de todas
las pequeñas ventas de muchos productos, que pueden igualar o superar
al primero.

Otro modelo que se está utilizando es el pago por uso (pay per view),
que facilita el acceso a todo el catálogo del editor, pero que se paga
sólo por lo que finalmente se descarga, imprime o cualquier otra
acción asociada al texto. Es el caso de la editorial Ebrary13.

3.Hábitos de Lectura

La mediación se ha desplazado desde el crítico literario a otras
herramientas de la Web social. En blogs se discute sobre libros. Los
lectores extraen sus pasajes favoritos (u odiados) que comentan y
discuten sobre ellos en línea (de hecho, se trata de un club de libros
global). Esta opción cambia la lectura de un libro que pasa de ser una
actividad individual a una actividad en grupo. Existen otras
herramientas 2.0 en torno a los libros como BookGlutton, “One book,
one Twitter”, LibraryThing, Bookaffinity, Entrelectores, Quelibroleo o
Lecturalia, que conforman lo que se ha denominado “lectura social”.

En estas redes se puede contactar con personas que tienen gustos
similares, y se pueden sugerir una lectura, y la elaboración de listas
de lectura de libros por valoración tanto positiva como negativa.
También nos permiten contactar con los autores a través de Facebook
para solicitar que nos haga amigo y enviarle un mensaje, seguirlo en
Twitter, o pedir un autógrafo con Autography, que es un programa de
software que permite a los autores firmar su libro electrónico a los
usuarios de iPad. Éste inserta una página en blanco entre el título y
el primer capítulo, y posteriormente rubrica la firma. El proceso
lleva menos de tres minutos, y los autores pueden enviar por correo
sus autógrafos de forma remota a los lectores.

Hace poco más de un mes, Amazon ha lanzado el servicio @author:
Connecting Readers and Writers14, que posibilita formular una pregunta
al autor mientras está leyendo su libro en el lector Kindle. En la
fase beta del proyecto ya están implicados varios autores como Timothy
Ferriss, J.A. Konrath, Deborah Reed, Susan Orlean, John Locke, James
Rollins, Robert Kiyosaki y Steven Johnson.

Los lectores pueden hacer preguntas directamente desde su Kindle
mientras leen un libro, y la pregunta es enviada a la cuenta de
Twitter del autor, así como su página de autor en Amazon. El
lanzamiento de @author: Connecting Readers and Writers se produce tan
sólo unos meses después de que la librería en línea lanzará una red
social basada en Kindle, que permite a los lectores seguir a otros
lectores de la misma manera que lo harían en una red social como
Twitter –y ver qué libros están leyendo, así como las notas que han
creado en los libros que han leído (siempre que el usuario haya
elegido la opción de mostrar las notas públicamente en la web)-. En
el apartado Most Popular podemos encontrar: ”Books with the most
public notes”, para ver las notas dejadas por otros usuarios. Además
si hay una página en la que al menos otras dos personas más han
señalado un fragmento de texto que coincide total o parcialmente con
el señalado por el propio lector, aparece un mensaje indicándoselo.

En la red en un proceso de desintermediación, la reputación de las
recomendaciones es establecida por los demás usuarios; las editoriales
son conscientes ello y participan de una forma activa en la generación
de iniciativas 2.0.

Tampoco existen los “Libros usados digitales”. Los libros comprados
permanecerán indefinidamente en el dispositivo del usuario. Aparte,
las plataformas comerciales los almacenan automáticamente en sus
servidores. Si un cliente pierde su lector o quiere actualizar sus
libros, puede descargarlos de nuevo desde allí.

Por otra parte, los diferentes géneros literarios han tenido distintos
desarrollos en cuanto a su presencia en el mercado del libro
electrónico. Durante mucho tiempo el libro electrónico académico ha
liderado el mercado, editores como Springer se proponen disponer del
40% de su catálogo en formato electrónico en los próximos años (YUDU
Research Report, 2011). También los progresos en software y hardware
están posibilitando la presencia de otros géneros que en principio se
consideraron no aptos para este formato como los libros infantiles, de
cocina e ilustrados, ya que la tinta electrónica no era viable para
algunos formatos, tanto por la velocidad de refresco como por la
ausencia de color; pero las capacidades de los tablets con posibilidad
de crear páginas dinámicas que incluyen color, vídeo y animaciones
añaden extras que hacen que estos contenidos sean muy atractivos para
el gran público.

El establecimiento del formato fijo de iBookstore elimina la necesidad
de reformateo de la tinta electrónica, y amplía la posibilidad de
utilización en otros dispositivos móviles como el iPhone o iPod. Con
los tablets, cada vez más editores ven más claro los beneficios de los
libros electrónicos, ya que sus posibilidades técnicas amplian el
mercado a otros géneros.

En cuanto a los aspectos relativos a la privacidad, son muchos los
lectores que han cambiado las llamativas tapas de las novelas
sensuales por la discreción de los libros electrónicos. Al menos en
Estados Unidos, este sector sigue en aumento, en cuyo perfil
encontramos una mayoría de mujeres de entre 31 y 49 años.

En conclusión, cada vez más personas muestran interés por los libros
electrónicos, una tendencia que se verá acelerara en la próxima década
y que, sin duda, va cambiar la cadena de valor de la publicación y
consumo del libro. Quizás sea pronto para hablar de revolución o de
evolución, pero sí es cierto que la popularización del mismo está
agitando las tranquilas aguas del mundo de la edición articulando un
proceso que se ha aquilatado durante más de 500 años del libro impreso
y 30 de revolución microinformática.

4. Notas:

1. The Association of American Publishers (AAP).
http://www.publishers.org

2. Publisher Association (PA).
http://www.publishers.org.uk

3. Amanda Hocking.
http://www.amazon.com/Amanda-Hocking/e/B003H4L762

4. Kindle Direct Publishing (KDP).
https://kdp.amazon.com/self-publishing/signin

5.
http://www.warriorforum.com/warrior-special-offers-forum/354604-no-work-just-income-brand-new-hands-free-passive-income-autopilot-kindle-cash-no-dvd.html

6. Kindle: Books in 60 seconds.
http://booksin60seconds.com

7. EbookFling.
http://ebookfling.com

8. Booklending.
http://booklending.com/faq.htm

9. Lendle.
http://lendle.me

10. Musa a las 9.
http://www.musaalas9.com

11. 24symbols.
http://www.24symbols.com

12. Netflix.
https://signup.netflix.com/global

13. Ebrary.
http://www.ebrary.com

14. @author: Connecting Readers and Writers.
http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/feature/-/1000714331

5. Referencias

The Rise of the E-Book: Stars and Trends. YUDU Research Report, 2011.
http://www.slideshare.net/yudu/books-whitepaper-final-8327940

Alonso Arévalo, Julio; Cordón-García, José-Antonio. "El libro
electrónico y los DRMs". ThinkEPI, 2011, v.5, 249-253.
http://www.thinkepi.net/libro-electronico-drm

Anderson, Chris. “The Long Tail”. En: Wired. October, 2004.
http://www.wired.com/wired/archive/12.10/tail.html

Cordón-García, José-Antonio; Gómez Díaz, Raquel; Alonso-Arévalo,
Julio. "Los Libros Electrónicos: Oferta Comercial Y Redes P2p". El
profesional de la información, 2011, v. 20, n.2.
http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/82972/1/ebooksp2p.pdf

Cordón-García, José-Antonio; Gómez Díaz, Raquel, Alonso-Arévalo,
Julio. "Sobre La (Im)Posibilidad De Leer a Tolstói: Redes P2p,
Visibilidad Y Disponibilidad De Libros Electrónicos". En: Mundos
digitales: espacio de lectura, lugares de creación. Peñaranda de
Bracamonte 15-17 de septiembre de 2010.
http://gredos.usal.es/jspui/handle/10366/83061

Cordón-García, José-Antonio; Alonso-Arévalo, Julio; Carbajo Cascón,
Fernando. "El Libro Electrónico: propiedad intelectual, derechos de
autor y bibliotecas". En: Javier Torres Ripa y José Antonio Gómez
Hernández (coords). El copyright en cuestión: Diálogos sobre propiedad
intelectual. Bilbao:Deusto, 2011.

España. Ministerio Cultura. Observatorio de la Lectura y el Libro.
"Situación Actual Y Perspectivas Del Libro Digital En España:
Documento De Trabajo". Ministerio Cultura, 2011.
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2011/04/13/ebook.pdf

Fundación Telefónica. "El Futuro De Las Publicaciones Electrónicas".
En: Fundación Telefónica, 2010.
http://www.fundacion.telefonica.com/es//debateyconocimiento/media/publicaciones/futuro_publicaciones_electronicas.pdf

Shatzkin, Mike. “Data helps us understand ebook pricing impacts”. En:
The Idea Logical Company, 15 junio, 2011.
http://www.idealog.com/blog/data-helps-us-understand-ebook-pricing-impacts



Julio Alonso-Arévalo y José-Antonio Cordón-García
Miembros del Grupo ThinkEPI
http://www.thinkepi.net

El libro digital explota en EE UU

El 25% de los 'lectores habituales' (un libro por semana o más) adoptan ya el formato electrónico - 'Best seller', novela romántica y ciencia ficción, géneros más vendidos
JESÚS RUIZ MANTILLA - Madrid - 25/10/2011

Entre atemorizada y excitada está la industria del libro en Estados Unidos ante los meteóricos avances de los contenidos digitales. La progresión en el mercado es mucho mayor que la que pronosticaban los expertos. En 2010, las ventas de contenidos para dispositivos electrónicos se dispararon hasta en un 10%. El crecimiento al que los editores y libreros estaban acostumbrados era del 1% o el 2% y ahora han alcanzado un 15% del total. ¿Ha llegado la progresión geométrica al mercado?

Son datos de la asociación Book Industry Study Group (BISG), que agrupa a diferentes sectores del gremio en Estados Unidos y cuyo director ejecutivo, Len Vlahos, participa hoy en las Jornadas Técnicas de Anele (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza) para analizar nuevas formas de lectura. "Estamos muy impresionados por la velocidad que están tomando estas transformaciones", afirma Vlahos.

Pero no solo por la aceleración. También por las profecías que han quedado en papel mojado. El caso es que la fascinación por los aparatos Kindle, de Amazon, por el más reciente Nook, de la cadena
Barnes and Noble, o por el Kobe está rompiendo un montón de ideas preconcebidas. Como por ejemplo que el lector más adicto y tradicional de papel -aquel que consume un libro a la semana- no entraría tan rápidamente en esa nueva dimensión.

Ha resultado al contrario. Según un reciente estudio de la BISG, el 25% de estos lectores se han pasado ya al nuevo dispositivo. Entusiasmados. "El 75% de los que lo han probado tienen una opinión muy favorable", asegura Vlahos. Es un lector que prefiere, además, el libro electrónico puro y duro a las tabletas. Un lector que cuenta entre 30 y 44 años, culto y habitante de barrios residenciales, a quien han ganado los Kindle y no los iPad.

Es un lector -lectora, más mujeres que hombres-, según el estudio, que compra más y lee más. Y que ante todo consume novedades de ficción. Otra profecía que ha sido barrida. Cuando aparecieron los primeros libros de ese formato, allá por 1999, los inventores del producto pensaban que ante todo penetrarían en el mundo del ensayo y el libro académico. No ha sido así.

No solo los universitarios lo utilizan poco, ya que los libros de consulta no se han reconvertido a la velocidad deseada y los profesores observan estos inventos aún con desconfianza. Son los escritores de ficción quienes tiran más de las descargas. "Sobre todo en los géneros de novela romántica y de ciencia ficción", comenta Vlahos. Y los best sellers. "Cualquier novela de Stephen King o John Grisham está por encima de la media en descargas. Podemos hablar de entre un 30% y un 50%".

Justo la cifra a la que se dirige el mercado mundial en 2020. "En la última feria de Fráncfort, las previsiones más conservadoras apuntaban a que, por esa fecha, el 50% del mercado será digital", asegura Javier Celaya, responsable de Dosdoce.com. Aunque la cuota digital en el ámbito de la industria editorial en español es tímida y apenas alcanzó el 3% en 2010, Celaya cree que es cuestión de tiempo: "En dos años nos colocaremos en la cuota estadounidense".

Una cuota que aumenta de manera exponencial. "Las previsiones para 2011 son de más del 20%". Ha sido un salto muy rápido. Aunque el mercado en España, según Celaya, sí aceptará más las tabletas que los libros electrónicos. Y eso que existen ya 200.000 aparatos vendidos y dispuestos para las descargas. Descargas legales. Es otro dato curioso: el lector compra.

La carrera comenzó en 2007. Y la clave fue el invento Kindle, lanzado por Amazon. Cuando apareció ese primer dispositivo cómodo, los lectores comenzaron a confiar. A eso se unió una política de precios más razonable. En Estados Unidos una descarga supone la mitad que un libro de tapa dura. Lo marca el editor y es inamovible. A la carrera se unieron cadenas de librerías como Barnes & Noble. Si hace tres años el daño que iban sufriendo amenazaba su desaparición, el panorama ha cambiado. "Compraron la plataforma Fiction Wise y eso les puso en órbita. Crearon su propio dispositivo y han conseguido hacerle frente a Amazon copando un 27% del mercado", comenta Vlahos.

Y la industria del libro en español, ¿responde a ese mismo miedo o a una idéntica excitación? Precisamente, la clave es la expansión global. Un mercado de 400 millones de hablantes y potenciales lectores da mucho juego. No solo en América Latina, que va sumándose lentamente a la ola digital con México, Chile, Argentina y Colombia como países punteros. También en Estados Unidos. "El interés por vender libros en español en Estados Unidos lo prueba el catálogo de 40.000 títulos de que dispone la web de Barnes & Noble, sin ir más lejos", opina Celaya.

Son una enorme porción de lectores, segundas generaciones más cultivadas que sus progenitores y que alternan la lectura de libros en inglés y en español. Toda una oportunidad para la industria. En cualquiera de los formatos. "La batalla de las grandes editoriales que quieren conservar su cuota de mercado en papel frente a aquellos, como Amazon o Google, que apuestan por lo digital está en pleno desarrollo", comenta Vlahos. "La estrategia de los grupos tradicionales es multiplicar los puntos de venta", comenta el responsable de la BISG. La confianza en la librería no decae.

Fuente : Http://www.elpais.com/articulo/cultura/libro/digital/explota/EE/UU/elpepicul/20111025elpepicul_1/Tes

I+D DE LA LECTURA


Leer en pantalla o en papel ¿es realmente la cuestión?

Ventajas e inconvenientes de la lectura en pantalla y de la lectura en papel y analizar si existe alguna base científica que sostenga el escepticismo generado en torno a la práctica de la lectura en los nuevos dispositivos electrónicos son cuestiones que aborda un estudio, el primero de este tipo, realizado por la Unidad de Investigación de Convergencia de los Medios de Comunicación de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania) en cooperación con MVB Marketing-und Verlagsservice des Buchhandels GmgH.





Los resultados obtenidos desmienten las posibles desventajas de la lectura en pantalla en comparación con la lectura en papel. Algo que se contrapone a las preferencias de los participantes, ya que casi todos declararon sentirse más cómodos si leían en papel. Es más, también se ha podido demostrar que la lectura en tabletas ofrece una ventaja respecto de los otros medios seleccionados, y es que en éstas la información se procesa con mayor facilidad.

Así como los índices de lectura de los más jóvenes no experimentaron ningún cambio tanto si utilizaban dispositivos electrónicos como si leían en papel, los más mayores demostraron mayor velocidad de lectura al utilizar una tableta.

Para llevar a cabo la investigación se formaron dos grupos, uno de jóvenes y otro de adultos de edad avanzada. Cada persona tenía que leer varios textos, con distintos niveles de complejidad, en un lector de libros electrónicos (Kindle 3), en una tableta (iPad) y en papel. Los resultados que se obtuvieron a partir del comportamiento de lectura y de los procesos neuronales de cada participante, se evaluaron según las medidas simultáneas de los movimientos oculares y de la actividad electrofisiológica del cerebro.

Los criterios que se tuvieron en cuenta y se analizaron fueron los cambios en la banda de frecuencia theta, el comportamiento de lectura, la comprensión del texto y la retentiva de la información, además de las preferencias que tenían los participantes respecto de los medios elegidos.

Posiblemente muchas preguntas queden en el tintero, y los gustos o preferencias de los usuarios no están acorde con los resultados obtenidos. Sea como sea, los resultados parecen desmentir ciertas creencias que ponían en entredicho la "utilidad lectora" de estos dispositivos digitales.

El objetivo de este estudio, según el profesor Stephan Füsel, presidente del Instituto de Estudios del Libro y portavoz de la Unidad de Investigación de Convergencia de los Medios de Comunicación, era descubrir si existía una base científica sobre el escepticismo que despierta la lectura en los nuevos dispositivos electrónicos.
Fuente : http://www.lecturalab.org/story.php?id=2687

Encuentro Educared

http://youtu.be/kLM4-CjK3Hc