El culebrón del proyecto de digitalización planetaria de libros por parte de Google Books choca cada día con nuevas barreras de corte jurídico, legal, cultural y hasta político. Segovia, París y Nueva York se erigieron ayer en los tres vértices de la controversia. Pero Google -con la aspiración indisimulada de convertir en realidad la utópica biblioteca de Babel de Borges- no ha dicho su última palabra: está claro que su ambicioso proyecto tecnológico-cultural puede acabar convenciendo a quienes hoy exhiben sus reticencias en Europa y EEUU. Toda biblioteca que se precie aspira a digitalizar sus fondos. Pero ese proceso es caro y largo. Si vierne alguien con la tecnología adecuada y lo hace de manera rápida y solvente...
Pero por ahora las aspiraciones de Google Books siguen encontrando barreras. Ayer, en el marco del festival Hay de Segovia, Juan Mollá, presidente de CEDRO -Centro Español de Derechos Reprográficos-, anunció que el preacuerdo verbal entre este organismo y el buscador norteamericano quedaba aparcado. Exactamente, hasta que la justicia de EEUU se pronuncie sobre la legalidad o no del proyecto.
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